Crónica

Primavera Sound 2022

viernes - Weekend 1

03/06/2022



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El segundo día empezaría con una gran decepción: la imposibilidad de acceder al Aditori para presenciar el show de Autechre; unas colas endiabladas me privaron de ver uno de mis favoritos, marcados en fosforitos y subrayados en rojo. El setlist que informaron fue básicamente un pequeño párrafo en las que indicaban que tocarían material nuevo, en su mayoría improvisado, muy en línea de sus últimas sesiones.

En su lugar fuimos a ver a Helado Negro, que con su pop colorista y tropical se nos antojaba como un recambio perfecto. Nada más salir al escenario contagió ese buen rollo con sonrisas, frases en español, y meneítos varios, mucho mejor en los temas más bailables: “Outside the Outside” , que se perfiló como el momento de su breve actuación, aunque sintiera debilidad por esa maravilla de pop de nana que es “País nublado”, un pequeño himno que fue coreado por lo que nos asomamos por allí.

A primera hora de la tarde también destacó sobremanera el concierto de una Gabriela Richardson que a estas alturas no se puede etiquetar para nada de revelación porque es una auténtica realidad. A lo largo de su actuación nos demostró como su forma de surcar el pop llevado a los terreno del R&B más cálido posee una personalidad innegable, todo ello sumado al hecho de poseer un timbre vocal realmente arrollador. Por todos estos motivos, más de uno al finalizar el concierto se despedía hacia otro escenario buscando su biografía en Internet.

De los márgenes del Fórum a la otra esquina, o séase, Mordor, donde los irlandeses Fontaines DC saludaban a una cohorte de seguidores que querían conocer de primera mano ese nuevo grupo que va a salvar el rock. No sé si lo consiguieron para la mayoría pero para mí, no; aunque se manejaron bien en un escenario grande, la flama que desprendía quedaba disipada entre el gentío, quizás faltos de intensidad o de saber comunicar unas canciones que, sin duda alguna, prenden y mucho.

De todos modos, animaron a agitar el cuello y a lanzar puños en altos en “Sha sha sha” (con ese fraseo tan Mark E. Smith), la vitriólica “Televised mind” o la incendiaria “Too real”. Repito, no sabemos si a ellos les compete el honor de reanimar el malogrado estado del rock pero de lo que estoy seguro es que “Boys in the better land” debería estar en las listas de intentos de peso para hacerlo.

Cerca de las 9 y media de la noche salía al escenario Pull & Bear Beck Hansen, vestido en un elegante traje blanco y decidido a no tomar rehenes. Teníamos algo de escepticismo con lo que nos íbamos a encontrar esa noche, sus últimos setlist auguraban un show centrado en caras b, versiones y pocas concesiones a la pista de baile pero estas funestas cábalas se disiparon al poco de arrancar con “Mixed bizness” del lejanísimo Midnite vultures, al que acudiría de nuevo más adelante.

Convertido en una gramola andante, Beck picó éxito tras éxito de su abultada cantera: “Devil´s haircut”, “Newpollution”, “Güero”, “Morning phase”, “Dreams”, todo a ritmo trotón, sin apenas pausa y con la sonrisa tonta del público como fiable termómetro.

Si ya movíamos su concierto a la carpeta de favoritos en este punto de su actuación, el trío final con el que cerró lo situó en lo más alto de las tres veladas: “E pro”, “Where its at” y “Loser”, con miles de personas gritando Soy un perdedor I'm a loser baby, so why don't you kill me? Desde luego, más que un concierto, una auténtica carta de amor para sus fans.

Veinte minutos más tarde, en su escenario hermano arranca The National, otras de las firmas habituales del festival. Fieles al daguerrotipo de angst cuarentón, la banda dio un buen repaso a su carrera, primando los medios tiempos y los temas quizás no tan conocidos, creando una parte central de concierto algo pastosa y plana. Tampoco ayudó el hecho que Matt Berninger diera la impresión de disperso, por momentos embobado y falta del frenesí punk de otras visitas, quizás preso de algún estado de embriaguez subyacente.

Pero no todos son coscorrones, hubo también estopa buena con “The day I die”, “Bloodbuzz Ohio”, “The system only dreams” o la monumental “Terrible love”; a destacar el impresionante trabajo a la batería de Bryan Devendorf, toda una bestia a los parches, que, junto a los hermanos Dessner salvaron su pase por el festival.

Ha sido común denominador que muchos de los grupos de esta edición estrenasen trabajo durante la pandemia, como es el caso de Dan Snaith, más conocido por Caribou, aunque haya publicado bajo otros alias como Manitoba o Daphni.

En formato banda, que le otorgaba a sus canciones un sonido más telúrico y orgánico, Snaith se centró en recrear y engrandecer (en más de un sentido) sus composiciones, creando mantras de sonido que eclosionaban en potentes clímax, desde sus nuevos retoños “Ravi” (muy en la órbita de Jamie XX) hasta los esperadísimos éxitos de “Odessa”, “Sun”, o “Can´t do without you” con la que terminaron. Fabuloso ver cómo desde una concepción electrónica se logra una organicidad tan bien asimilada.

Pocas horas nos separaban para dar carpetazo a la segunda jornada del festival, aunque aún nos esperaban los incombustibles Mogwai en el escenario Cupra, con una asistencia correcta pero bien avenida.

También ellos son maestros del tempo y de la cocción lenta de temas que finalmente estallan en una miasma de distorsión y ruido; esta máxima la aplicaron al cancionero de la noche, un escaparate por donde pasaron viejos (y nuevos) conocidos nuestros. Sinceramente es un grupo que apenas escucho en casa, no encuentro el momento para ponérmelo, pero en vivo la cosa cambia y te atrapan y te subyugan con sus directos.

Descorcharon su bolo con “To the bin my friend, tonight we can vacate earth”, de su último disco, que precisamente testaban ahora a pesar de estar firmado el año pasado. Éste, junto a “Hardcore will never die, but you will” constituyeron el grueso de minutos de la noche con recuerdo a “White noise”, “Ritchie Sacramento”, “Ceiling granny” , todas ellas impecablemente ejecutadas aunque echábamos de menos paradas en su primera época. Y parece que nos escucharon.

Los que los han visto en directo conocen perfectamente sus truquitos a la hora de manejarse en directo y cómo a la hora de atacar “Like herod” y especialmente “Mogwai fear Satan” paran durante unos breves segundos a modo de elipsis suspendida en el tiempo para rellenar a continuación ese silencio con montañas de decibelios; un truco que, como era de esperar, funcionó y con él dieron por terminado su primer show del Primavera este año, volverían para el segundo fin de semana.

Con nuestro cuerpo aún preso de las sacudidas de los escoceses, nos atrincheramos en la barra para escuchar de fondo Maricas & ISAbella, un colectivo de raigambre queer que amenizó a los nosferatus que pululaban por allí a esas horas a base de house, electrónica de zapatilla y muy buen rollo; ahora sí, nos íbamos para casa.

 

Redacción Mindies

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