Crónica

Primavera Sound 2022

sábado - Weekend 2

11/06/2022



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Nuestra última jornada del festival fue la más reposada aunque la que más temprano comenzamos con la habitual rueda de prensa que da la organización en la que hace balance de la edición en cuestión.

Tras ella, y tras hacernos los remolones en el refrigerio posterior, apostamos por la exótica propuesta de Arooj Aftab, descubierta en el ignoto Ouigo; personalmente una de las mejores cosas de un festival tan abierto de miras es la gran diversidad estilística que ofrece, dejarse seducir por la letra pequeña y arriesgarse por escenarios de pequeño formato.

Desconocedor de las bondades de la paquistaní, me sumergí puro y virgen en su marmita de música popular, new age , minimalismo y poesía, todo un revulsivo a las mastodónticas y exuberantes bandas que días antes habíamos presenciado.

Acompañada solamente por un arpa y un violonchelo, la ganadora de un Grammy vino a presentar “Vulture Prince”, música espiritual con el altavoz de su poderosa garganta apropiándose de todo, creando una atmósfera casi reverencial que incluso hizo que la gente callara y escuchara. Toda una sorpresa preñada de misterio y atractivo no apta para todos los públicos, aunque en nuestro caso nos encantó.

Justo en el escenario vecino arrancaban al poco Rolling Blackouts coastal forever, quienes presentaron generosamente su útimo trabajo “Endless rooms”, sonando, entre otras “Dive deep”, “My echo” o “The way it shatters”, todas ellas perfectamente envueltas en celofán y entregadas con delicadeza por parte de los australianos. Fue sorprendente la tibia acogida del público ante una oferta tan de los gustos del festival: pop rock melódico con pedigrí indie, y más a una hora tan agraciada como esa tarde-noche donde ya corría una suave brisa. Nada que reprochar al quinteto que con gracia y convicción sacaron adelante un bonito setlist al que, como pega, se le pudo reprochar que casi se olvidaran de “Sideways to Italy”, del que solo tocaron “Cars in space”.

Pasadas las nueve y media llegaba uno de los momentos con más morbo del festival: ¿Son todavía vigentes Yeah Yeah Yeahs? ¿Han envejecido bien sus canciones?

Lo que quedó claro desde el principio es que Karen O es una auténtica diva, ella sola se basta y se sobra para comerse todo el escenario, posturas al más puro estilo rock star, jadeos varios, hasta engulló el micro mientras cantaba, por no hablar de sus modelitos imposibles: un auténtico delirio visual que imprimieron colorido al escenario.

Empezaron un poco timoratos con su nuevo single “Spitting off the edge of the world”, que no augura nada bueno, y con “Cheated Hearts” un medio tiempo extraído del moribundo “Show your bones” pero al incluir acto seguido “Pin” las sonrisas se nos empezaron a dibujar.

Y es que sí, aquí hemos venido a hablar de mi libro, sin concesiones ni medianía, y es cuando van directos al turrón es cuando realmente sacan su mejor versión. Porque sí, “Zero”, “Maps”, “Heads will roll” o “Y control” siguen siendo temazos y han envejecido muy bien a pesar de que algunos tienen más años que algunos de los asistentes al festival.

Para finalizar, el punk rock espídico de “Date with the night”, auténtico pelotazo que nos hace salivar recordando que, durante unos poco años, al principio de los dosmiles, quizás consiguieron esa estupidez de revivir el rock. Por cierto, a la primera pregunta que nos planteábamos contestaría que sí, pero solo si hacen uso de la nostalgia. Veremos.

Encaramados en la loma del Binance, ya bien entrada la noche, nos sentamos para disfrutar de Angéle, otro intento de los galos por conquistar los charts con una chica al frente. Y es que vamos casi a francesa por año: Yelle, Jain, Christine and the Queens, con todas ellas comparte varios elementos: suntuosidad vocal, querencia por la pista de baile, estética pop con corazón de electrónica, en fin, esa anhelada búsqueda de super pop del que ya nos avisaba Richard X hace ahora veinte años en su “Richard X presents his x-factor vol.1”.

Angéle cumplió expediente sobradamente, funcional a esa hora de la noche y con un efectivo despliegue de coreografías, incluso se dirigió al público gay reivindicando que el orgullo se celebrara todo el año.

Diríamos que su actuación fue prácticamente una warm up para la verdadera reina de la pista de baile de la noche: Jessie Ware.

Es interesante observar cómo la británica ha mudado piel desde su primer ep “Nervous” , un debut inscrito en la todavía incipiente corriente dubstep y bass de la época hasta abrazar paulatinamente un pop de ascendencia mainstream pero siempre con su particular chispa.

Si hemos de valorar el éxito de su actuación en términos de audiencia, lo de aquella noche en el Cupra fue un bombazo, estaba llenísimo y creo que hasta ella le sorprendió la gran acogida que tuvo su inclusión en el cartel de este año.

Pero claro, despachar en escena (bajo una bola de cristal, además) hits del calibre de “Wildest moments”, “What´s your pleasure”, “ Ohh la la” o “Soul control” ayuda , pero si encimas azuza el anfiteatro (eso sí que era un auténtico boiler room) con recaditos a Disclosure “Running” y encima te cascas una versión de “Kiss of life” de Kylie Minogue, pues entonces tienes a una marabunta enloquecida y clamando a tus pies. Espectacular fin de fiesta de nuestro particular recorrido por el festival.

Ruben

Oriundo de La Línea pero barcelonés de adopción, melómano de pro, se debate entre su amor por la electrónica y el pop, asiduo a cualquier sarao música y a dejarse las yemas de los dedos en cubetas de segunda mano. Odia la palabra hipster y la gente que no calla en los conciertos.