Crónica

Primavera en la Ciudad 2023

Idependance y La Riviera

06/06/2023



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La segunda jornada del Primavera en la Ciudad nos llevó a la sala Independance, donde se celebraba algo así como el Julia's Festival, ya que las tres protagonistas compartían el mismo nombre, aunque venían de lugares muy diferentes. Por un lado, la mallorquina Júlia Colom protagonizó la primera gran sorpresa del festival con un concierto muy variado, en el que mostró su gran talento para combinar la raíz folklórica mediterránea con destellos de un pop actual. Risueña y agradecida con su público, comenzó su concierto de la misma forma que abre su LP debut Miramar, brindándonos de forma acústica una ‘Que m’abrasava’ que dejó en silencio a cualquier parlanchín que pudiera haber en el público. A partir de aquí, inició un entretenido viaje a través de su poderío vocal, desgranando una forma de ver el mundo que brota directamente de la experiencia emocional, tal y como ocurrió en ‘Personas’ o ‘Ell i Ella’. Introduciendo algunos de los temas explicando el contenido encerrado en ellos, Júlia nos mostró cómo su repertorio puede ser una auténtica caja de sorpresas, ofreciéndonos una delicadeza extrema en composiciones como ‘Camí Amunt’. Para rematar este variado, pero coherente recorrido, a través de todas las influencias encerradas en sus composiciones, cerró con ‘Jo t’estim’, una pieza pegajosa que costó sacársela de la cabeza durante las horas posteriores.

Como segunda Julia en salir al escenario, nos encontramos a Julia Jacklin, dispuesta a desplegar su forma tan sentida de facturar composiciones que transitan entre la fragilidad emocional y el poderío alcanzado en su más reciente trabajo Pre Preasure. Siendo una de las artistas más singulares a la hora de demostrarnos cómo la fortaleza dentro del mundo del pop rock no tiene por qué estar siempre asociada a la intensidad, nos ofreció un breve pero hermoso repaso a su trayectoria, arrancando todo ello con los buenos consejos encerrados en ‘Be Careful With Yourself’. Con un sonido más que correcto, poco a poco comenzó a mostrarnos todos esos recovecos encerrados en su música y bien relacionados con desplegar de forma progresiva su capacidad de destacar su voz por encima de los momentos más crudos de sus guitarras. De este modo, atacó rápidamente ‘Love, Try Not To Let Go’, dejándonos buenas pinceladas de cómo en esta nueva etapa busca acentuar más que nunca todos los contrastes que conviven en sus canciones. Sin necesidad de cruzar demasiadas palabras con el público, ya que su rostro sonriente y sus gestos ya daban buena cuenta de su gratitud hacia el público presente, prosiguió su concierto con alguna que otra sorpresa como fue la de ‘Turn Me Down’, rescatándola de su segundo disco y haciendo las delicias de los fans de la sala. Después de esta bonita concesión hacia una etapa de total crecimiento de su carrera, llegó el trío de ases final con I Was Neon’, ‘Head Alone’ y ‘Pressure To Party’, ofreciendo la perfecta montaña rusa de situaciones vitales que acaban transitando los caminos más agridulces de nuestra existencia.

A falta de asistir al concierto de la última Julia de la noche (asistiríamos a su directo un par de días más tarde en el Auditorio), nos fuimos corriendo a La Riviera para vivir de cerca el espectáculo total de St. Vincent. Annie Clark se encuentra en un momento muy dulce de su carrera, demostrando cómo los años no pasan por ella, sino que sirven para afianzar todas sus virtudes y minimizar cualquier punto flojo de su directo, si es que lo tiene. Sin la presión de tener que presentar de forma clara su más reciente LP Daddy’s Home, nos brindó un repaso generoso a los momentos más esplendorosos de su carrera, todo ello con una puesta en escena y ejecución bastante teatral. Desde contar con una camarera encargada de agitar el espectáculo al máximo, no solo en los cambios de instrumentos, sino también en ese desborde de alegría que se vivía entre canción y canción encima del escenario, hasta esa forma en la que la norteamericana se mete de lleno en el personaje diferente que habita en cada una de sus canciones, lo que vivimos en la noche del martes a orillas del Manzanares fue de lo mejor del festival. Iniciando su directo con una versión más country de ‘Digital Witness’, dio paso a una maestría increíble para encontrar nuevos matices a las canciones de su repertorio, dotándolas de una nueva vida insospechada. Un buen ejemplo fue la interpretación de ‘Birth In Reverse’, sacando su lado más glamuroso, pero también dando buena cuenta de cómo en su interior también late un corazón más punk, todo ello bien coronado con esas muecas que tanto protagonismo tuvieron en su disco y gira con David Byrne. Encontrando en todo momento la comunión con su público gracias a momentos tan emotivos como los de ‘New York’, se lanzó incluso al público como en los viejos tiempos. Avanzando en su directo, los nuevos clásicos como ‘Fast Slow Disco’ también desataron la euforia total del público, al mismo tiempo de reivindicar la importancia de sus primeras obras con ‘Cheerleader’ o ‘Year of the Tiger’. Aunque el directo ya parecía insuperable, St. Vincent demostró que podía ir a más con las finales ‘Your Lips Are Red’, en la que se entregó ya por completo al poder sensual de su música, y una ‘Melting of The Sun’ que supuso una explosión de júbilo regresando precisamente al mayor componente de guitarras americanas con el inicio del directo.

Redacción Mindies

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