Crónica

Mad Cool 2023

Sábado

08/07/2023



Por -

La presente edición del festival Mad Cool remató su última jornada con un "sold out" que puso a prueba las limitaciones del recinto y la gestión de flujos de los asistentes, algo que a la postre se notó sobremanera durante las actuaciones de Liam Gallagher y Red Hot Chili Peppers, que fueron sin lugar a dudas los grandes reclamos del festival. Sin embargo, el resto de actuaciones no experimentaron una afluencia mayor que en las jornadas anteriores, sino que nos atreveríamos a decir que vieron cómo se reducía la presencia de público que iba a disfrutar de propuestas como las de Kurt Vile o Primal Scream. Los que sí gozaron de una afluencia notable, a pesar de lo temprano y sofocante de su horario de actuación, fueron Sylvan Esso, quienes en el escenario principal mostraron una gran actitud para lidiar con un público que se mostró totalmente ajeno a su propuesta. Sacando a relucir su capacidad para transformar melodías pop ligeras en auténticas armas de baile arrojadizas, el dúo californiano se sacó de la manga un concierto marcado por el magnetismo de Amelia Meath, que no paró de moverse por el escenario. Seleccionando un repertorio con el que hacer relucir aquella cara más asociada a las canciones in crescendo, los graves sobresalientes y las bases pregrabadas que contienen leitmotivs melódicos que perduran en la cabeza durante horas, lograron deslumbrar al máximo con composiciones como 'Numb' o una 'Echo Party' con la que definitivamente nos ubicamos en un lugar mucho más oscuro y apropiado para su música.

También entregados a las melodías pop, pero en esta ocasión más asociadas a buscar el efectismo inmediato, Years & Years salieron al escenario con una pobre puesta en escena que contrastaba sobremanera con la de su anterior actuación en el festival. La banda liderada por Olly Alexander parecía algo desubicada por tener que actuar a plena luz del día, notándose algo faltos de energía. Intentando contrarrestar esta apatía a través de la eterna sonrisa de su frontman, dieron rienda suelta a unas canciones que no lograron elevar al público como aparentemente serían capaces. Temas recientes de su trayectoria, como fue el caso de 'Sweet Talker' o 'Crave', acusaron esa sensación de estar ante una banda que ha agotado todos sus cartuchos posibles por acercarse a una fórmula de canciones radiadas y que no ha acabado por lograrlo. Aún así, no cesaron en su empeño por hacer que el público se metiera de lleno en el concierto, dejando sus mejores bazas para el final con 'If You're Over Me' y la siempre infalible 'King'. Así es como maquillaron la cierta falta de brillantez compositiva que acarrean últimamente en su versión de estudio y a la que inevitablemente se unió una actuación bastante insulsa que realmente nos plantea si alguna vez podrán alcanzar la mínima sombra de lo que fueron.

De una forma mucho más rotunda, Kurt Vile & The Violators ofrecieron un concierto sin concesiones, sabiendo muy bien lo que se espera de ellos y logrando transmitir en todo momento la intrincada naturaleza de unas composiciones que siempre esconden múltiples matices. Refugiándose en un tercer escenario que gozaba del sonido y dimensiones perfectas para dar rienda suelta a su buena retahíla de atmósferas difusas, aquellas que dejan espacio a las melodías escupidas con serenidad y calidez, el músico de Filadelfia se encontraba muy cómodo recreándose en riffs como los de la inicial 'Palace of OKV in Reverse'. Evidenciando que en su interior también late un corazón forjado al calor del rock clásico, como Neil Young, también tuvieron momentos en los que dejaron que fluyera la contundencia rítmica, con canciones al estilo de 'Check Baby' donde las pulsaciones se aceleraban de forma insospechada. Logrando generar en todo momento ese clímax tan pensativo como clarividente, en el que las acciones más cotidianas son introducidas bajo estrofas de carácter afable, nos adentramos en una recta final del directo donde brillaron las archiconocidas 'Wakin on a Pretty Day' y 'Pretty Pimpin'. A pesar de ello, como buen giro final en el guion, decidieron cerrar con la siempre estruendosa 'Hunchback' para demostrarnos cómo la descarga eléctrica que pueden provocar sus guitarras también concuerda a la perfección con lo más liviano de su música.

Dejando de lado la ensoñación producida por el concierto de Kurt Vile, nos dirigimos al segundo escenario para disfrutar de M.I.A., la cabeza de cartel que sustituyó a Janelle Monaé y que a la postre ofreció el concierto más original de todo el festival. Arropada por un nutrido conjunto de bailarinas, apostó todo a la parte más explosiva de su discografía, no dudando ni un momento en soltar canciones como 'Born Free' al comienzo del directo. Contando con audiovisuales reivindicativos sobre la situación de la inmigración en las fronteras y bromeando sobre cómo la siguen cancelando en los medios, fue desplegando poco a poco sus recursos basados en agitar al personal a través de canciones casi llevadas al límite. Pasando de un micrófono con una cruz adosada a la proyección del videoclip de 'Bad Girls' y rematándolo todo con una siniestra paloma de la paz, comprendimos cómo todo estaba bien medido para garantizar que el mensaje de su música pudiera llegar lejos. Mención especial también mereció cómo en 'Paper Planes' se lanzó al público forrada de billetes, algunos falsos y otros no, para permitir que el respetable se metiera algún dinero en el bolsillo. Quedó bastante claro cómo todas sus acciones respondían fielmente a un espíritu tanto crítico como provocativo, logrando conjugar todo ello con un espectáculo musical arrojadizo que hizo que ofreciese uno de los directos más completos de todo el festival.

A diferencia de M.I.A., Ava Max no pudo decir lo mismo en cuanto a la originalidad de su propuesta, ya que pasó con más pena que gloria. Si ya sabíamos de antemano que su directo no iba a apelar a la emoción en su interpretación, lo que no anticipábamos es que estuviese tan marcado por una actuación un tanto desalmada y falta de personalidad. Más allá del dudoso gusto de los audiovisuales recargados con brillos un tanto cegadores, la forma de afrontar las canciones desde los bailes siempre en el suelo y las voces pregrabadas totalmente excesivas hizo que en ningún momento pudiéramos sumergirnos por completo en la propuesta. Intentando evitar que el espectáculo decaiga en todo momento, incluso interpretando temas tan populares como 'Kings & Queens' casi al comienzo, la artista trató de ganarse al público que no estaba entregado de antemano. El resultado no fue muy positivo, incluso recurriendo al siempre seguro efecto deslumbrante de la bola de discoteca que reinó durante toda la tarde en el escenario. Interpretando canciones como 'Belladonna' o 'Dancing's Done' de forma discreta y plana, nos dimos cuenta de que quizás tras la carrera de Ava Max solo hay un puñado de buenos singles con los que sustentar un directo carente de cualquier tipo de sorpresa. Incluso la furia puesta en 'Sweet but Psycho' llegó bastante tarde para certificar que no era su noche.

Cerrando el festival de la forma más animada posible, nos encontramos ante el solape de Jamie XX y The Prodigy. Mientras que el primero apeló a una electrónica bastante cerebral, pero con momentos totalmente épicos como el de 'Ghost', los segundos desde el primer momento apostaron por quemar las naves en un concierto con el que reivindicar lo más destacado de su trayectoria. Mirando hacia sus días de gloria en el pasado, fueron destapando el tarro de las esencias con unos audiovisuales de fondo no aptos para epilépticos. Todo se hizo para que el final del festival tomara ciertos aires festivos descontrolados, algo que se pudo vivir en un público totalmente sudoroso que se resistía a abandonar el recinto. Sin dejar prácticamente nada en el tintero en cuanto al repaso de sus singles más ilustres, asistimos de principio a fin a la traca infalible de 'Everybody in the Place', 'Get Your Fight On' o, ya en los bises, 'Take Me to the Hospital' y 'We Live Forever'. Fue un cierre de envergadura con el que pudimos sentir cómo, a pesar de vivir claramente de los puntos más álgidos de décadas anteriores, aún conservan la energía necesaria para emocionar a unos fans totalmente fieles.

Redacción Mindies

Los miembros de la redacción de Mindies amamos la música por encima de todas las cosas.

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