Crónica

Mad Cool 2023

Jueves

06/07/2023



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Mad Cool estrenaba nuevo recinto, el tercero en todo lo que llevan de trayectoria en estos años, dejándonos ante un espacio que crecía de dimensiones respecto a sus predecesores y una ubicación más amable a la hora de poder regresar en transporte público a casa. Teniendo en cuenta como una vez más estábamos ante esa sensación de volver a empezar en todo lo relacionado con la toma de contacto con el festival, podemos decir que los cambios implementados tuvieron sus luces y sus sombras a la hora de garantizar una experiencia más amable con el asistente. Si bien es cierto que el sonido de todos los escenarios resultó más que destacado, la logística de todos los servicios implementados no resultó la más eficaz, sobre todo en la última jornada del festival que gozó de aforo completo, ya que como bien intuíamos en los días anteriores, había espacios claramente desaprovechados mientras otros estaban a rebosar, tal y como fue el caso de la única zona de baños justo en el punto medio del recinto. Desaciertos que servirán para que, sin lugar a dudas, en próximas ediciones en este espacio, que esperemos que sea ya el definitivo, prime un poco más el sentido común en todo lo relacionado a hacer la vida más sencilla a los asistentes. Frente a ello, como siempre, solo queda tirar de un poco de perspicacia a la hora de saber cuáles son las barras menos frecuentadas, seleccionar los momentos para recargar las pulseras o situarte en el lado del escenario donde sabes que no habrá tantas aglomeraciones. Dejando al lado toda esta problemática de disposición de los elementos del juego, podemos afirmar que todos los días nos encontramos con conciertos de gran calidad, coincidiendo casi siempre en su mayoría con aquellas bandas que se encuentran varias líneas por debajo de los grandes reclamos del cartel.

El arranque de la jornada del jueves corrió a cargo de una King Princess que desde el primer momento mostró una cara más agresiva respecto a su versión de estudio. Focalizándose en aportar más músculo y energía a su pop de grandes aspiraciones en lo referido a alcanzar la radiofórmula, Mikaela dejó de lado todo el magnetismo que a priori contienen canciones como 'Little Brother' para dejar claro que también es capaz de crear un mayor estruendo con muy poco. A esas pesadas horas de la tarde, contó a su favor con actuar en uno de los pocos escenarios que garantizaban sombra durante toda la jornada, logrando de este modo despertar poco a poco del letargo inicial propio de una recta inicial del directo demasiado sostenida por su banda. Pareciendo consciente de ello, logró que el público se hiciera más partícipe del directo, procurando algún que otro estribillo en el que dejar que fuera el respetable el que tomara la voz. De este modo nos acercamos a la recta final en la que no faltó una '1950' que representa muy bien las cualidades por las que ha ascendido como la espuma últimamente. A pesar de ello, nos hizo ver cómo aún le queda un recorrido artístico muy amplio por explorar para que su directo pueda ser tildado de completo.

Otro artista que también nos dejó un poco a medias fue Paolo Nutini. Después de actuar el día antes en La Riviera como entrante del festival, se presentaba a un horario tempranero que a priori encajaba bastante bien con todo lo que promulga su música. Cierto es que sus días de gloria y popularidad quedan a estas alturas bastante lejanos, buscando de alguna forma reivindicar cómo en su momento gozaba de una propuesta que encajaba a la perfección con la eclosión del pop de formato festivalero donde los estribillos tenían que ser ligeros e inolvidables. Sin embargo, no fue esta la actitud principal que adoptó, ya que nos ofreció una generosa presentación de Last Night In The Bittersweet, su disco de regreso con el que confirmó cómo su nueva etapa artística pasa por una mayor sobriedad. Ahora es el poso de rock clásico lo que abunda, tratando de alcanzar momentos épicos por la vía instrumental más que por las letras que invitan a un optimismo casi siempre impostado. A pesar de ello, canciones como 'Pencil Full of Lead' y 'New Shoes' fueron las que realmente despertaron al público e hicieron sacar los móviles del bolsillo, confirmando cómo la nostalgia de otros festivales ya extintos es lo que arrastró a la mayoría de personas a su concierto.

Abandonando la sombra que proporcionaba el tercer escenario, nos dirigimos al principal para comprender los motivos por los que Machine Gun Kelly es el nuevo chico de moda en los terrenos del punk rap, tan cargado de testosterona como de estética chillona. Lo cierto es que nada más llegar a su directo comprobamos cómo tenía los ganchos suficientes para defender unas canciones de épica soltada a raudales. No se hizo esperar en eso de soltar fuego por los laterales de una plataforma con algo así como bidones morados, dando una imagen de jugar con el apocalipsis y esa invitación a disfrutar de todo lo que deja el caos. Sorprendiendo a propios y extraños con una versión de 'Danza Koduro', comprendimos cómo lo bizarro de su directo podía llegar por diferentes vías. Más interesante resultó comprobar cómo transitó de forma bastante natural por todo lo que sugiere ese emo pop de principios de los dos mil, que parece estar viviendo un nuevo revival, dejándonos canciones como 'Drunk Face' para demostrarnos que lo suyo no tiene por qué estar asociado únicamente a las estrofas soltadas a bocajarro. De hecho, parece que se encuentra mucho más cómodo en la faceta que le permite aferrarse más a su guitarra y encontrar un mayor sentido melódico en los temas, ocurriendo esto de nuevo en una '5150' que realmente supuso un punto de inflexión en el directo.

Con la luz del sol ya desapareciendo casi por completo, asistimos al concierto de Sígur Ros con ciertas reticencias, ya que entendemos que un festival es el lugar menos apropiado para disfrutar de su propuesta. Pues bien, los islandeses ya se encargaron desde los compases iniciales de 'Glósóli' de hacernos ver cómo tenían todo preparado de tal manera que la experiencia fuese lo más inmersiva posible. Desde una escalera de bombillas a lo largo del escenario que acrecentaba la magia propia de unas canciones que van y vienen con gran furia, hasta unos visuales casi siempre basados en motivos naturales. Siendo conscientes de que, ante la falta de unas condiciones propicias para apreciar toda la delicadeza de su música, había que tirar de decibelios y un repertorio que garantizara momentos de guitarras que rozaran lo shoegaze, escogieron a la perfección su repertorio, encontrándonos en 'Svefn-g-englar' otra de esas grandes joyas que se adaptan perfectamente bajo el manto de ilusiones oníricas que nos proponían en las pantallas. Tampoco dieron la espalda a los viejos tiempos gracias a 'Untitled #8 – Popplagið', rescatándola para la ocasión y recubriéndola de un manto de sonidos más metálicos. Con un Jónsi más desatado de lo habitual, acercándose desde la parte frontal del escenario al público para animarlo con unas palabras ininteligibles, entendimos ese especial empeño en hacernos ver que ellos también pueden ocupar el lugar de las estrellas de rock en los festivales. De esta forma, se convirtieron en el concierto más destacado de la primera jornada y uno de los más destacados de la presente edición del festival.

Después de la inmejorable sensación del concierto de Sígur Ros, llegaba la nota más amarga de todo el festival, ya que cuando el concierto de Rina Sawayama debía comenzar, nos encontramos con un mensaje en las pantallas anunciando que debido a problemas de producción se había cancelado. Sin entender muy bien lo que pasaba y con un comunicado que no aportaba nada por parte de la artista, sumándose a otro comunicado de la organización un día después que tampoco aclaraba nada, nos quedamos con las ganas de uno de los conciertos que más brillo aportaba al cartel del festival. Para compensar todo ello, nos entregamos a los efectos siempre revitalizantes de unos Franz Ferdinand por los que parece que no pasan los años. Continuando inmersos en su gira de grandes éxitos, tuvieron tiempo de presentarnos dos nuevas composiciones de un disco que ya se está cocinando. Más comedidos en estos recientes cortes, que con el paso del tiempo seguramente vuelvan a apuntar a los principios sonoros tan contagiosos que los caracterizan, pusieron algo de respiro a un setlist incontestable. Desde 'Ulysses' hasta 'Outsiders', todos ellos levantando pasiones en un público tanto británico como nacional que no fue nada ejemplar en cuanto a respetar al prójimo, algo de lo que en algún momento incluso el propio Alex Kapranos se percató haciendo algún que otro gesto de calma con la mano, dándonos a entender que siempre está a favor de la euforia, pero bajo control.

Redacción Mindies

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