La tercera y última jornada del festival Kalorama Madrid desplegó su alfombra sonora el sábado 31 de agosto, coronando un fin de semana de intensas vibraciones musicales. El recinto ferial de IFEMA se convirtió en el epicentro de una explosión rítmica que atrajo a miles de aficionados ávidos de experimentar las propuestas más diversas del panorama actual.
El amanecer musical lo protagonizó Huda, una joven promesa del hip-hop que demostró su destreza lírica con versos incisivos y una actitud desafiante. Sus rimas, cargadas de realismo urbano, captaron la atención de los madrugadores que se acercaron al escenario principal para iniciar la jornada con energía renovada.
A medida que el sol ascendía en el cielo madrileño, los neoyorquinos Monobloc irrumpieron en escena con su propuesta de rock alternativo. Sus acordes enérgicos y melodías pegadizas recordaban a la escena indie de principios de los 2000, logrando que el público comenzara a moverse al compás de sus ritmos contagiosos.
La temperatura musical siguió en aumento con la llegada de Ezra Collective, embajadores del renacimiento del jazz británico. Su fusión de estilos, que abarca desde el afrobeat hasta el hip-hop, pasando por el reggae y el funk, provocó una reacción entusiasta entre los asistentes. Los instrumentos de viento y la percusión se entrelazaron en un frenesí rítmico que convirtió el recinto en una pista de baile improvisada.
Conforme la tarde avanzaba, Olivia Dean tomó las riendas del espectáculo con su voz aterciopelada y sus composiciones que navegan entre el soul y el pop contemporáneo. La artista londinense, en su debut en suelo español, cautivó a la audiencia con la honestidad de sus letras y la calidez de su presencia escénica. Temas como ‘Carmen’, dedicado a su abuela guyanesa, resonaron con especial intensidad, tejiendo puentes emocionales con el público.
El crepúsculo trajo consigo uno de los platos fuertes de la jornada: Massive Attack. El legendario grupo de Bristol desplegó su arsenal de sonidos hipnóticos y mensajes subversivos, convirtiendo su actuación en un espectáculo multimedia de alto impacto. Las pantallas gigantes bombardearon a los espectadores con imágenes inquietantes y estadísticas alarmantes, creando un contrapunto visual a la atmósfera envolvente de su música.
El dúo británico no escatimó en críticas hacia los poderes establecidos, centrando gran parte de su discurso en el genocidio cometido por Israel en Gaza. Robert del Naja, luciendo un brazalete en solidaridad con Palestina, dirigió la orquesta de sonidos electrónicos y voces etéreas que han definido el trip-hop durante décadas. Temas emblemáticos como ‘Teardrop’ y ‘Unfinished Sympathy’ se entremezclaron con nuevas composiciones, manteniendo al público en un estado de trance político-musical.
La noche continuó su curso con la llegada de Jungle al escenario secundario. El colectivo londinense, abanderado del neo-funk, transformó el ambiente con su propuesta bailable y optimista. Sus melodías, que evocan la era dorada de la música disco y el soul de los años 70, actuaron como un bálsamo tras la intensidad de Massive Attack. Canciones como ‘Back On 74‘ y ‘Casio’ se convirtieron rápidamente en himnos colectivos, con miles de voces uniéndose en perfecta sincronía.
El momento culminante de la velada llegó con la aparición de Sam Smith. El artista británico, conocido por su poderosa voz y su activismo LGBTQ+, ofreció un espectáculo que trascendió lo musical para convertirse en una celebración de la diversidad y la autoexpresión. Ataviado con atuendos provocadores y acompañado por un elenco de bailarines de diversas procedencias, Smith recorrió su repertorio con maestría vocal y una puesta en escena impactante.
El concierto de Smith fue un viaje a través de sus diferentes eras musicales, desde las baladas emotivas que lo catapultaron a la fama hasta sus incursiones más recientes en el terreno de la música dance. ‘Stay with Me’ y ‘I'm Not the Only One’ convivieron en perfecta armonía con ‘Unholy’ y ‘How Do You Sleep?’, demostrando la versatilidad de un artista en constante evolución.
Entre canción y canción, Smith aprovechó para lanzar mensajes de empoderamiento y aceptación, convirtiendo el recinto en un espacio seguro donde la libertad de expresión y la individualidad fueron celebradas sin reservas. El público respondió con entusiasmo a cada gesto y palabra del cantante, creando una atmósfera de comunión que trascendió lo meramente musical.
La responsabilidad de cerrar la noche recayó en Peggy Gou, la DJ surcoreana que ha conquistado las pistas de baile de medio mundo con su particular mezcla de house y techno. Desde los platos, Gou demostró por qué es considerada una de las figuras más influyentes de la escena electrónica actual. Sus sets, que fusionan ritmos hipnóticos con melodías pegadizas, mantuvieron la energía en su punto álgido hasta bien entrada la madrugada.
A medida que las primeras luces del alba se asomaban en el horizonte madrileño, los últimos acordes del festival Kalorama se desvanecían en el aire. Los asistentes, exhaustos pero satisfechos, abandonaban el recinto con la sensación de haber sido partícipes de un evento que trascendió lo musical para convertirse en una experiencia cultural completa.
La primera edición de Kalorama en Madrid llegó a su fin dejando un sabor agridulce entre los organizadores y el público. Por un lado, la calidad y diversidad de las propuestas musicales fue innegable, ofreciendo un abanico de estilos que abarcó desde el hip-hop más underground hasta el pop mainstream, pasando por el jazz experimental y la electrónica de vanguardia. Por otro, los desafíos logísticos y meteorológicos de las primeras jornadas pusieron a prueba la capacidad de respuesta del festival.
En el balance final, Kalorama demostró su potencial para convertirse en un referente en el saturado calendario de festivales españoles. La combinación de artistas consagrados con talentos emergentes, junto con la apuesta por una programación ecléctica y arriesgada, sentó las bases para futuras ediciones. Kalorama Madrid 2023 cerró sus puertas dejando un regusto de expectación por lo que pueda venir en el futuro, con la promesa implícita de seguir ofreciendo una plataforma para la expresión artística en su forma más pura y diversa.