Crónica

The Microphones

Teatros del Canal

12/03/2022



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No podía existir mayor expectación ante la primera gira en 18 años de Phil Everum recuperando The Microphones, todo esto dentro de la programación del FIAS 2022. Realmente si nos parábamos a pensar que íbamos a tener delante de nosotros al músico norteamericano sacando a relucir sus dotes interpretativas de uno de los proyectos capitales en el devenir del Lo-Fi rock de las últimas dos décadas, por nuestra cabeza se pasaba completamente el adjetivo de irreal, ya que todo lo que nos sugiere la música de este proyecto está asociado a unos tiempos donde todo lo que envolvía la industria musical resultaba muy diferente de lo que es ahora.

Sin embargo, desde un primer momento veníamos ya avisados de que Phil no es uno de esos artistas que se recree en la nostalgia ni en el dramatismo encerrado en sus canciones más míticas, por ello lo que hizo fue tirar de su reciente trabajo Microphones in 2020 e interpretarlo de principio a fin sin conceder ningún otro tipo de concesión. Acompañado fielmente por Jay Blackinton a la guitarra acústica y guitarra eléctrica, los dos músicos nos ofrecieron un recital de como construir una canción con la que puedes ver pasar la vida delante de tus ojos, no obviando ni los momentos más apesadumbrados ni aquellos otros en los que eres capaz de emerger a la superficie con todo el esplendor posible.

Desde el momento en el que pisaron el escenario se pudo sentir el ambiente de respeto y solemnidad que el público mostró durante toda la actuación. Las caras de concentración abundaban entre los asistentes, del mismo modo que los dos protagonistas de la velada hacían acto de presencia dedicando unas tímidas palabras de agradecimiento y apresurándose rápidamente a dar inicio a todas las idas y venidas sonoras que íbamos a experimentar.

 Tras una larga intro instrumental en la que de alguna forma se daba a entender cual sería el carácter emocional que impregnaría toda la actuación, Phil encaraba definitivamente el micrófono para encarar ese “the true state of all things I keep on not dying, the sun keeps on rising” con el que iniciar lo más parecido a una cátedra musical que podemos imaginarnos.  A partir de ahí fue capaz de hacer retener al máximo posible el aliento a los presentes, comenzando a mostrarnos un cúmulo de recuerdos vivaces que extrapolados al presente nos revelaban muchos detalles de la forma en la que se perciben todas las ilusiones en los diferentes tramos de nuestra vida.

Alternando sin respiro entre la guitarra acústica y el bajo, llamó la atención lo bien que logró dar rienda suelta a los pasajes de ruido más desgarrador, todo ello con una facilidad pasmosa para crear un estruendo realmente liberador con el que sacudir la canción de principio a fin. Como si se tratase un sermón con el que no esconder ninguno de los miedos que se han puesto frente a su rostro a lo largo de todos estos años, Phil iba repitiendo patrones rítmicos con los que ganar cada vez en más solidez, del mismo modo que nos ofrecía estampas que servían como gran nexo de unión, tales como esa forma en la que el sol hasta el momento ha tratado de brillar todos los días.

Logrando modular a las mil maravillas cada nota rutilante que salía de su bajo, el tránsito entre la rueda de acordes brotaban a modo de letanía por su guitarra y esos otros momentos de atmósferas atormentadas ejecutadas sin inmutarse nos conducían hacia alguno de los puntos álgidos del concierto. Con una sala envuelta en la oscuridad, la retahíla de situaciones memorables de su vida lograba ese efecto embriagador y con capacidad de imaginarnos esos momentos en los que viajaba hacia su adolescencia con frases como “I put the name "Microphones" on the tapes I would make late at night after work at the record store”.

No siendo muy conscientes de cuanto tiempo había transcurrido ni cuanto quedaba para que llegasen los compases finales de la canción, llegaban momentos donde la introspección alcanzaba límites insospechados, tomando un largo respiro para posteriormente pronunciar “When I got back to Olympia from the ocean I woke up early before dawn to start recording” y arrancar algún que otro tímido e inconsciente aplauso por parte del público. Con todo el embelesamiento causado y que requería la situación, resultaba muy difícil poder salir de los hilos mentales causados por esa visión tan honesta y desvestida de cualquier atisbo de melancolía que nos iba ofreciendo.

Todo el cúmulo de momentos que definen una vida, planteados directamente a escasos metros de nosotros es algo a lo que nunca sabes muy bien como reaccionar, sin embargo el discurso mostrado no dejaba pie a algo más que no fuese aguardar expectantes a como sería el siguiente giro de guion de unas anécdotas que recorrían aspectos de lo más íntimos. Sin embargo, como todo llega a su fin llegaron las palabras "There's no end” caídas de una forma conclusa y con ese peso inapelable de haber puesto el punto final a esa forma de confesar a extraños cuales han sido las mayores luces y sombras de su existencia. Después de ello hubo unos minutos de silencio para mostrar de forma efusiva la admiración por llevar a cabo un espectáculo así y poder darnos cuenta de que sí, habíamos visto a The Microphones en 2022.

Tratando de escribir casi siempre sobre las cosas que me gustan.