La icónica banda neoyorquina The Magnetic Fields aterrizó en Madrid el pasado 6 de noviembre para ofrecer un concierto delicado y conmovedor en la acogedora sala La Paqui. Liderados por el carismático cantautor Stephin Merritt y la talentosa vocalista Shirley Simms, los Magnetic Fields atraparon al ferviente público en una telaraña de exquisitas melodías pop y letras ingeniosas.
Con una propuesta minimalista y en formato semi acústico, el grupo desplegó un repertorio de 30 canciones que abarcó sus más de tres décadas de exitosa trayectoria musical. Sus composiciones clásicas impecablemente arregladas se entremezclaron con brillantes temas más actuales extraídos de su último álbum Quickies (2020).
El resultado fue una cascada armónica con gotas de folk, country, chamber pop y ese inconfundible toque "magneticfieldiano" tan singular. Una combinación mágica de voces cándidas, guitarras evocadoras y nostálgicos sintetizadores analógicos que nos transportaron a un lugar fuera del tiempo, ideal para la introspección y el deleite musical.
Tras el breve preludio 'Castles of America', el viaje comenzó oficialmente con 'I Don't Believe in the Sun", oscura joya melancólica que ya anticipaba el tono crepuscular de la velada. "So I don't believe in the sun. How could it shine down on everyone and never shine on me", cantó Merritt con su inconfundible voz de barítono, provocando un escalofrío por la columna vertebral del respetuoso auditorio.
Los magnéticos acordes de 'Born on a Train' y el country pedante de 'Kiss Me Like You Mean It' evidenciaron la versatilidad del grupo para pintar paisajes sonoros de texturas cambiantes. Las cálidas armonías vocales de la nostálgica 'Come Back from San Francisco' nos hicieron a muchos derramar una lágrima silenciosa.
Shirley Simms lució su ukelele y su preciosa voz de cristal en la entrañable 'Andrew in Drag', mientras Merritt agregaba dosis escénicas quedándose atrapado en su jersey. Juntos crearon una simbiosis perfecta sobre el escenario, ella aportando luz y él el semblante sobrio.
Inolvidables fueron también momentos como la coreada 'Papa Was a Rodeo', el country de manual de 'Kiss Me Like You Mean It' o la cautivadora 'Smoke and Mirrors', que Merritt transformó en una pieza casi totalmente acústica, desprovista de sus sintetizadores originales pero igual de hipnótica en su nueva piel: "Smoke and mirrors, special effects... That's what love is".
El plató fuerte de la noche provino, como era de esperar, del monumental álbum 69 Love Songs. Joyas atemporales como 'The Book of Love', reducida aquí a cello y voz y que arrancó las lágrimas del propio Merritt. O la celebradísima 'All My Little Words', interpretada por Simms a la perfección. Incluso temas no tan conocidos como 'The Luckiest Guy on the Lower East Side' brillaron en todo su esplendor.
Quizás el momento álgido de la noche llegó al final, cuando tras la falsa despedida sonó 'I Wish I Had Pictures'. Aunque esta balada solo tiene cinco años, ya suena eterna. Y cuando Merritt cantó "I wish I had pictures of every old day. Cause all these old memories are fading away" con la voz quebrada y lágrimas en los ojos, se palpó la verdad y la belleza del momento. Luego vinieron los esperados bises, pero esta canción fue la guinda del pastel que nos dejó un poso de melancolía en el alma.
En definitiva, una velada extraordinaria donde The Magnetic Fields volvieron a demostrar que son únicos para crear joyas del pop de cámara, capaces de hechizar a varias generaciones de fans. Solo esperamos no tener que aguardar otra temporada tan larga para que regresen a Madrid y vuelvan a colmarnos el corazón de armonías célicas.
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