Crónica

The High Llamas

Razzmatazz 3

11/04/2025



Por -

Ahí tienes al pavo: con sesenta y cinco primaveras, de gira con sus compinches y su hija en plan viaje de estudios, presentando 'Hey Panda!', un trabajo que no le hace ascos al autotune y al pop deconstruido, que cita a Tyler, The Creator y Solange como principales referentes, y que supone otro acierto en su intento de robarle la cartera a Brian Wilson y Van Dyke Parks. Ni petanca ni dominó, él aún está para otras cosas. Y es que Sean O'Hagan es todo un fenómeno, oye.

Pero no todo el mundo piensa igual, porque, desgraciadamente, The High Llamas no fueron capaces de llenar el aforo de la sala 3 Razzmatazz, demostrando que cualquier tiempo pasado, para los ingleses, fue mejor, o al menos más rentable.

O'Hagan salió al escenario acompañado por su hija Livvy, quien hace las voces dobles, y sus habituales compañeros de banda para presentarnos algunas de las nuevas composiciones de su álbum del año pasado; un disco algo menor en su discografía, pero que sigue siendo más interesante que la mayoría de los trabajos que se publican cada viernes.

Empezar con 'Berry Adams' es ganar el partido antes de sonar el silbato, y es que mucho de lo bueno del irlandés está aquí: Burt Bacharach, Beach Boys, el pop barroco de los sesenta, la bossa nova pre-golpe de Estado… todo fagocitado por su hábil hemisferio derecho. Sorprende la aparente facilidad con que trasladan al directo un sonido tan poliédrico y complejo; a veces bastaba con arrancarles unas cosquillas a un sampler o sujetar un cachivache y aporrearlo suavemente.

Y es que, a pesar de contar con un registro vocal limitado, O'Hagan y los suyos fueron capaces de mecernos –y acurrucarnos– entre suaves nanas, desde 'Harpers Romo', 'Fly Baby, Fly' hasta 'Cookie Bay', todas incluidas en su disco más querido 'Snowbug'. Quizás mi disco favorito, donde la huella –y la militancia– de Stereolab es más palpable que nunca. Pero aquí venían a desgranar su nuevo álbum.

Ya sabíamos que iban a aprovechar para tocar varias de sus canciones, y el arqueo de ceja a lo Sobera se iba tatuando en la frente, pero realmente reconozco que, sin tener ese marchamo de clásicos, sonaron convincentes: 'Hey Panda', 'Bade Amey', 'Toriafan' y mi favorita 'Sisters Friends', donde la réplica a la voz de O'Hagan la hace su hija y no Rae Morris. Por cierto, poco se ha hablado de las manitas de Ben Garrett –más conocido como Fryars– en el sonido del disco, dándole esa pátina electrónica que mastica R&B y hip hop, y que hace que suene tan fresco y directo.

Sí es cierto que, al prodigarse tan poco en nuestro país, echamos de menos un setlist más largo y con mayor predominio de clásicos; quizás para una posterior gira de despedida, ahora que se ha reeditado todo su catálogo en vinilo y el fin de la banda –según declaraciones de su cantante– parece estar cerca.

Como colofón, regalito para todos los señores mayores de la sala –pocos becarios vi yo por ahí– con el rescate de uno de sus himnos: 'Checking In Checking Out', bonito detalle para quienes pensamos que la historia no siempre la escriben los que ganan. Esperemos tenerlos pronto por aquí… y que no sea con el Imserso.

Ruben

Oriundo de La Línea pero barcelonés de adopción, melómano de pro, se debate entre su amor por la electrónica y el pop, asiduo a cualquier sarao música y a dejarse las yemas de los dedos en cubetas de segunda mano. Odia la palabra hipster y la gente que no calla en los conciertos.

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