Crónica

Speedy Ortiz

Wurlitzer Ballroom

20/03/2024



Por -

En una época en la que cada vez resulta más complicado que las bandas internacionales que permanecen al margen de las grandes agencias y los circuitos festivaleros lleguen a las de mediano y pequeño formato, giras como la de Speedy Ortiz en nuestro país se antojan como un auténtico milagro. Ver tan de cerca a un grupo que va camino de cumplir los 15 años ofreciéndonos trabajos memorables, que forman parte de la cultura rock noventera más imaginativa de la década y que continúan por derroteros fieles a su estilo, pero al mismo tiempo innovadores en su formato pop, se antoja como uno de esos hechos excepcionales que recordar para siempre. De ahí que ahora más que nunca cobre sentido el estar siempre al lado de los circuitos musicales de la ciudad que tratan de salirse de los márgenes programando a aquellos artistas que seguramente nunca habrías imaginado que podrían tocar allí.

Después de una generosa gira por los rincones más diversos de Europa, la banda de Filadelfia cerraba su periplo de más de un mes en nuestro país, dispuestos a presentarnos los temas de su más reciente álbum 'Rabbit Rabbit', un disco con el que rompían su silencio discográfico de 5 años, aunque su líder Sadie Dupuis nos entregó en tiempos pandémicos el excelente 'Haunted Painting' bajo su proyecto Sad13. En esta nueva entrega logran ir más allá en aquello de quebrar los moldes melódicos más aferrados al emo rock noventero, algo que nos demostraron con creces a lo largo de una actuación que no pudo ser más disfrutable en todo momento. Con un buen sonido, un grupo encantador que siempre se muestra de lo más agradecido y un público que parecía ser bastante consciente de lo insólito del evento, todo estaba preparado para que las canciones del grupo pudieran cobrar todos los matices posibles.

A lo largo de un setlist bien equilibrado, donde presentaron buena parte de su nuevo trabajo, pero también hicieron un montón de guiños a casi todas las etapas de su trayectoria, resultó sencillo dejarse llevar y mover la cabeza desde los primeros compases de 'Ghostwriter'. Con una puesta en escena vitalista, donde Sadie contagia su entrega interpretativa y Audrey nos deja ante los coros punk más enfervorecidos, las canciones siempre parecen tener una dosis de intensidad extra respecto a cómo las conocemos en su versión de estudio. Todo esto fue lo que intuimos desde los primeros tramos del concierto, atacando rápidamente con 'Plus One' y 'Ballad of Y & S', ofreciéndonos toda una demostración de cómo saben aportar una dosis de mordiente extra en todo lo que implica enfatizar estribillos para dotar de máximo significado a todos los giros de sus temas, a veces con fina ironía y otras veces cargados con todo el peso de la realidad más dramática.

Avanzando en el concierto, con una Sadie que en todo momento se dirigió al público en español para hablarnos de su emoción por volver a Madrid después de más de 10 años y explicarnos todas las anécdotas de lo que habían hecho ese día en la ciudad, no tardaron en llegar algunas de esas canciones que mejor definen la base de su sonido como fue el caso de 'Buck Me Off', 'Raising The Skate' o 'Casper (1995)', esta última adoptando ese tono tan confesional que acaba rompiéndose de forma maravillosa entre los sobrios y crudos punteos de la guitarra de Andy. Sin olvidarnos tampoco de cómo rescataron 'Lucky 88', la canción que seguramente cambió el paradigma de su sonido abrazando las melodías pop más enérgicas, sentimos de lleno cómo Speedy Ortiz es capaz de moverse a través de géneros de la forma más acertada posible, dejando siempre huella a través de esa forma de diseccionar las experiencias más extrañas con sentido del humor, pero al mismo tiempo implacables frente a los sucesos más conflictivos y dolorosos.

Dirigiéndonos sin darnos cuenta a la recta final del directo, sin apenas un descanso en aquello de dedicarse en cuerpo y alma a desgranar unas canciones repletas de entresijos melódicos, hubo tiempo para rescatar también dos canciones emblemáticas como fueron 'Silver Spring' y 'No Below', esta última con dedicatoria incluida para los trabajadores y sindicatos de la industria musical, del mismo modo que a otra persona presente en la sala. De hecho, no pasaron por alto el hecho de formar parte de la United Musicians And Allied Workers que busca fomentar unas condiciones de trabajo dignas para los músicos, del mismo modo que recordar la causa benéfica de esta gira que es la de eSims for Gaza, pudiendo depositar el público su donativo en la mesa de merchandising. Con un atronador aplauso del público que agradeció al grupo su compromiso, pudimos empatizar incluso aún más con el grupo en lo plano humano, no dudando después del concierto en explicar en más detalle lo necesario de esta propuesta y cómo se hace efectiva.

Entrando en los últimos compases del directo y ante el aviso de que ellos nunca hacen bises, porque así aprovechan mejor el tiempo en el escenario yendo al grano, la traca final también estuvo muy a la altura de todo lo que habíamos vivido hasta el momento. Llegando el himno del compañerismo con 'Lean In When I Suffer', la explosión calmada de 'Kitty' y ese regreso a los orígenes más agitados de 'Swell Content', se despidieron de forma definitiva con 'Brace Thee'. Este último tema, perteneciente a su último trabajo, sonó con un aire extra de solemnidad, haciéndonos ver cómo todos los momentos eufóricos también tienen su reflexiva cara B, llegando en esta ocasión cargada de sentimientos complicados de procesar frente a todas las situaciones a las que intuimos que nos lanzamos al vacío. Este fue el punto y final a un concierto brillante donde Speedy Ortiz demostró la solvencia de una trayectoria forjada a través de la espontaneidad y la máxima honestidad compositiva.

Tratando de escribir casi siempre sobre las cosas que me gustan.

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