La noche del 29 de mayo, el Tempo Club de Madrid se convirtió en un hervidero de emociones gracias al debut de Sophia Chablau e Uma Enorme Perda de Tempo en su primer concierto en Europa. El cuarteto formado por Sophia Chablau (voz y guitarra), Vicente Tassara (guitarra, voces y teclados), Téo Serson (bajo) y Theo Ceccato (batería y voces) cautivó a los asistentes con un concierto que amalgamó con maestría fuerza rockera y delicadeza atmosférica.
Los acordes iniciales de la contundente ‘Baby Míssil’ marcaron un arranque arrollador, con las guitarras de Chablau y Tassara entrelazándose en un riff pegadizo e hipnótico que halló su contrapunto perfecto en el trabajo rítmico de Serson y Ceccato. A pesar del ímpetu inicial, este inicio distorsionado pronto dio paso a ambientes más etéreos y contemplativos en ‘Marilena’, donde las capas de teclado orquestadas por Tassara confirieron una dimensión onírica al tema.
En todo momento, la banda demostró un absoluto dominio de las transiciones y los contrastes a lo largo del set. Así fue como fluyeron con naturalidad entre pasajes introspectivos de una belleza exquisita como ‘Qualquer canção’ y explosiones más viscerales y disonantes, alternando momentos de absoluta calma y tranquilidad con estallidos de energía arrebatadora.
Este vaivén interpretativo que mantuvo en vilo a los asistentes encontró su máximo exponente en la aclamada ‘Música do Esquecimento’, la pieza que da título al último álbum de la banda. En directo, esta composición vanguardista adquirió una dimensión hipnótica aún más profunda gracias al trabajo de Tassara, quien imprimió atmósferas casi palpables mediante el uso de efectos y sintetizadores.
Pero si algo destacó por encima de todo en esta electrizante velada, fue la arrolladora presencia escénica de la carismática Sophia Chablau. Con un aire tímido pero decidido, la vocalista y guitarrista lideró el espectáculo desde el primer acorde, atrapando al respetable en un constante vaivén emocional mediante sus letras oscilantes entre la melancolía más profunda y las confesiones más descarnadas.
Su carisma magnético quedó patente en temas como ‘Idas e vindas do amor’, una bellísima balada indie donde Chablau invitó a los asistentes a corear los versos al unísono, creando uno de los momentos más íntimos y conmovedores de la noche. Lejos de monopolizar el protagonismo, la frontwoman repartió generosamente los focos con sus compañeros de banda.
El bajista Téo Serson brilló con luz propia en pasajes como la funky ‘Hello’, donde sus líneas de bajo serpenteantes imprimieron una cadencia irresistible. Por su parte, Theo Ceccato evidenció su versatilidad y destreza percusiva en temas como la cruda e impactante ‘Se Você’, para después también deshacerse sobremanera en esfuerzos en ‘Neurose’, creando uno de los momentos más cóticos del concierto.
A medida que avanzaba la velada, el grupo fue in crescendo en intensidad, transitando con pericia entre los distintos estadios emocionales. La explosiva ‘Debaixo do pano’ nos dejó ante otra de las piezas más ilustrativas y equilibradas de los brasileños, donde la sección rítmica de Serson y Ceccato imprimió un impulso arrollador mientras las guitarras de Chablau y Tassara dibujaban paisajes disonantes de gran fuerza expresiva.
El clímax interpretativo llegó con la aclamada ‘Quem vai apagar a luz’, uno de los grandes himnos del grupo que mantuvo en éxtasis a un respetable entregado. Tras este estallido de energía, la banda recompuso la atmósfera onírica con ‘Delícia/Luxúria’, donde los ambientes creados por Tassara condujeron a un momento de absoluta contemplación.
En el cierre apoteósico con ‘Segredo’, la banda selló su estatus como uno de los grupos más prometedores y arriesgados de la escena indie rock brasileña actual. La banda paulista demostró un absoluto control de la narrativa sonora, logrando fundir con maestría sus influencias de rock alternativo, shoegaze y psicodelia en un crisol único e inconfundible.
Cada uno de los integrantes contribuyó con su talento a la portentosa velada en el Tempo Club. Vicente Tassara se erigió como el gran arquitecto de la dimensión atmosférica mediante sus impresionantes atmósferas de teclado. Téo Serson y Theo Ceccato conformaron una sólida base rítmica capaz de transitar entre lo funky y lo contundente. Pero, por encima de todos, resplandeció la descomunal presencia escénica de Sophia Chablau, indiscutible estrella de una banda llamada a prolongar su fulgurante proyección iniciada con ‘Música do Esquecimento’.
