Sessa culminaba su gira por nuestro país en la que sería su segunda actuación en la más reciente edición del FIAS, ya que el anterior fin de semana hizo también lo propio en La Cabrera. Dejando constancia de como su propuesta está muy relacionada con recrear al máximo detalles percusivos de lo más precisos, del mismo modo que dar rienda suelta a un tropicalismo que no busca el efectismo, sino la capacidad de emocionar desde la sencillez, el artista brasileño ofreció un concierto de lo más completo. Acompañado por Cem Rifki a la percusión y Laura Dare y Cecilia Lorenço como coristas de lujo que imprimían el toque más evasivo a los temas.
Centrando su actuación en la interpretación de los temas de su LP debut Grandeza, el recorrido efectuado por los rincones de un disco que celebra el contacto físico resultó de lo más acertado, gozando en todo momento de un particular intimismo sobre el que emergía el cierto toque místico de las percusiones de corte folklórico que Laura y Cecilia se encargaban de ejecutar. Sin ir más lejos, desde los primeros compases de ‘Toda Instância do Prazer’, pudimos comprobar esa forma tan delicada con la que la voz del artista se entremezclaba con el tintinear de los cascabeles, generando todo ello un espacio donde la calma no ausente de cierta tensión latente marcaba el camino.
Siendo capaz de lograr que el directo poco a poco cogiese mayor vertiginosidad y así enfatizar la cara más rítmica de su guitarra, llegó el turno de una ‘Flor do Real’ con la que combinar a las mil maravillas ese toque de romanticismo salvaje junto con el mayor carácter ambiental que acaba subyaciendo en sus canciones. Estos detalles sin lugar a dudas resultan mucho más agrandados en directo, ya que a pesar de desvestir al máximo sus temas de todo tipo de arreglos instrumentales, lo resonante de cada golpe de tambor o los acordes suspendidos de la guitarra propician un total efecto de calidez envolvente.
Más momentos destacados con los que entender como el concierto en todo momento nos ofrecía buenos ganchos y cambios de dinámicas constantes se pudieron apreciar en el momento en el que Sergio se quedó solo en el escenario para versionar el ‘Acontece’ de Cartola y el ‘Quién Te Viera’ de Eduardo Mateo. En ellas el músico nos demostró como sus espectro de influencias llegan también hacia cantautores más clásicos y algo más alejados del tropicalismo que procura en sus composiciones, regalándonos unos compases totalmente sentidos y con un cierto componente más nostálgico.
Regresando el resto de intérpretes al escenario, llegó la traca final del directo con canciones como ‘Tesão Central’ o la apoteósica interpretación de un ‘Tanto’ donde realmente comprendimos como la intensidad había sido bien medida durante toda la tarde. Mención especial también mereció la interpretación de ‘Gostar do Mondo’, el primer adelanto del próximo disco del brasileño, siendo esta la única canción interpretada con una guitarra no acústica. Incluso, para acrecentar el buen sabor de boca que nos había dejado durante su actuación, Sergio regresó al escenario para ofrecernos ‘É Preciso Perdonar’ y reivindicar la figura del misterioso Alcivando Luz, logrando una vez más dejarnos prendados de una forma de hacer música tan sutil como embriagadora.
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