Crónica

Sam Roberts Band

El Sol

25/04/2024



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La noche del 25 de abril, la atmósfera en la sala El Sol de Madrid estaba cargada de expectación y ganas de reencuentros. Una multitud diversa, conformada por fans de todas las edades, aguardaba con emoción contenida el inicio del concierto de Sam Roberts Band, quienes siempre han mantenido una relación especial con nuestro país, girando de forma más o menos asidua. Cuando las luces se atenuaron y los primeros acordes de ‘Bad Country’ resonaron con fuerza, una ola de emoción recorrió el recinto.

El potente arranque con esa canción de su más reciente disco ‘The Adventures of Ben Blank’ marcó el tono de la velada: una celebración del rock auténtico y desafiante. Sam Roberts, con su voz rasposa pero cautivadora, se apropió del escenario desde el primer instante, interpretando las letras con una intensidad arrebatadora. La banda, en perfecta sincronía, creó un muro de sonido abrumador, llevando al público a un estado de éxtasis colectivo.

Sin tomar un respiro, se sumergieron de lleno en ‘Let It In’, una canción que invitaba a la introspección a través de sus letras profundas y melodías envolventes. Roberts, con su guitarra como extensión de su cuerpo, se movía por el escenario como un poseso, transmitiendo cada nota con una pasión visceral.

Pero fue con ‘Where Have All the Good People Gone?’ cuando la conexión con el público alcanzó su primer punto álgido de la noche. El clásico de su repertorio desató un coro espontáneo que hizo temblar los cimientos de El Sol. Roberts, consciente del vínculo especial con sus seguidores, se retiró del micrófono y permitió que las voces de la audiencia se convirtieran en las verdaderas protagonistas.

La intensa ‘Projection’ y la hipnótica ‘Afterlife’, pertenecientes también a su más reciente LP, demostraron que Sam Roberts Band no se limita a los éxitos del pasado. Su capacidad para evolucionar y ofrecer propuestas frescas quedó patente en estas canciones, que cautivaron a los asistentes con su mezcla de rock alternativo y toques psicodélicos.

En ‘I Like the Way You Talk About the Future’, la banda desplegó una energía arrebatadora, con solos de guitarra electrizantes y una sección rítmica implacable. Roberts, sumergido en un trance musical, dejó fluir su talento sin restricciones, creando momentos de pura magia en el escenario.

La velada tomó un giro más introspectivo con ‘Spellbound’, una balada cautivadora que invitaba a perderse en las melodías envolventes y las letras llenas de emoción. Roberts, con su voz cargada de sentimiento, logró transportar a los asistentes a un estado de completa inmersión en la música.

Pero el respiro fue breve, ya que ‘Hard Road’ y ‘Dead End’ desataron una nueva oleada de intensidad. Los músicos desplegaron una energía arrolladora, con riffs de guitarra afilados y una sección rítmica implacable que hizo vibrar hasta los cimientos de El Sol.

La diversidad del repertorio de Sam Roberts Band quedó patente en canciones como ‘All of Us’ y ‘Cascades’, donde los matices más acústicos y las letras intimistas se entretejieron con maestría, creando momentos de profunda conexión emocional con el público.

Pero sin duda, uno de los momentos cumbre llegó con ‘Bridge to Nowhere’, uno de los mayores éxitos de la banda. El coro masivo que resonó en El Sol fue un testimonio del vínculo inquebrantable entre Sam Roberts y sus seguidores, un vínculo forjado a través de décadas de música auténtica y apasionada.

La energía no decayó con ‘Them Kids’, una explosión de rock y actitud que hizo vibrar a la multitud. Roberts, con su carisma arrolladora, invitó a los asistentes a dejarse llevar por el frenesí de la música, creando una atmósfera de celebración colectiva.

Cuando llegó el turno de ‘We're All in This Together’, El Sol se convirtió en un hervidero de voces unidas en un solo coro. Roberts, agradecido por el apoyo incondicional de sus fans, se entregó por completo en cada interpretación, alimentando la conexión especial que había forjado con el público.

Pero el clímax de la noche llegó con ‘Brother Down’, un himno épico que desató una euforia sin precedentes. Roberts, sumergido en un trance musical, dejó fluir su talento sin restricciones, creando momentos de pura magia en el escenario. La audiencia, en éxtasis colectivo, saltó y coreó cada estrofa como si fuera la última oportunidad de vivir un concierto del músico.

Tras una brevísima pausa, la banda regresó al escenario para ofrecer los bises. ‘Everybody Needs Love’ y ‘Picture of Love’ demostraron la capacidad de Sam Roberts Band para crear momentos íntimos y llenos de emoción, equilibrando a la perfección la intensidad del rock con la delicadeza de las baladas.

Pero el punto culminante, el momento que dejó sin aliento a todos los presentes, fue la interpretación épica de ‘Mind Flood’. Durante más de ocho minutos interminables, los músicos se sumergieron en un trance psicodélico, dejando fluir sus habilidades sin restricciones. Los solos de guitarra serpenteantes, los arreglos de teclado envolventes y la sección rítmica implacable crearon una experiencia abrumadora e hipnótica que mantuvo al público en un estado de éxtasis absoluto.

Tratando de escribir casi siempre sobre las cosas que me gustan.

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