Crónica

Naima Bock · Rodrigo Amarante

Mon Live

21/04/2022



Por -

Rodrigo Amarante regresaba a los escenarios de nuestro país tras muchos años sin hacerlo, sintiendo en todo momento como el músico de origen brasileño no solo estaba de lo más emocionado con volver a poder girar de nuevo, sino también por recibir el calor de una cantidad de fans que ha ido creciendo en estos lares de forma exponencial en los últimos tiempos. A pesar de tener a priori la excusa de presentar los temas contenidos en su reciente Maré, publicado hace menos de doce meses, el artista logró equilibrar a la perfección su repertorio para repasar todas las etapas de su carrera.

Sin embargo, antes de que hiciese acto de presencia sobre el escenario con tan solo su guitarra, no faltó en sumarse a la velada Naima Bock, la que fuese miembro original de Goat Girl. Sin ningún tipo de noticia previa de que actuaría aquella noche en la sala Mon, la artista británica nos ofreció un breve pero de lo más hermoso recital, que sirvió para presentarnos prácticamente en primicia los temas que contendrá su LP debut Giant Palm que verá la luz el 1 de julio a través de Sub Pop. Valiéndose tan solo de dos micrófonos y una guitarra de la que supo sacar un toque tan cálido como místico, Naima evidenció como el formato folk de sus canciones encierra mucho de carácter atmosférico y ciertas conexiones casi espirituales en el apartado sugestivo de su música.

Mostrándose de lo más agradecida por poder actuar aquella noche, curiosamente se le olvidó presentarse, algo que propició que la mayoría del público no supiese su nombre dado el nulo anuncio de su nombre en el cartel del concierto. A pesar de ello, acabó llegando la pregunta del público acerca de cual era su nombre para que así todo el mundo pudiese conservar un recuerdo más completo de lo que nos ofreció. Sin prisa pero sin pausa, no dudo en mostrarnos momentos donde parecía que asistíamos ante técnicas polifónicas de gran calado como ocurrió en ‘Every Morning’ o una ’30 Degrees’ con la que evidenció como sus composiciones también poseen un componente introspectivo que brota desde lo más profundo de su interior. En definitiva, una de esas sorpresas más que agradables y que a bien seguro propició que el público se fuese más contento a su casa.

Después de finalizar el concierto de Naima, transcurrieron unos 20 minutos hasta que Rodrigo salió al escenario con una sonrisa en la boca. Valiéndose solo de unos cuantos pedales y una guitarra que tocaba con total minuciosidad, arrancó el concierto haciendo gala de esa especial intimidad que parece volcar en todas sus canciones. Así es como nos brindó una ‘Evaporar’ original de su primer proyecto Little Joy con la que comenzó a desatar los primeros tarareos en voz alta de los allí presentes. Destacando como la mayor parte del público se sabía al dedillo todas sus canciones, llamaba la atención ver sus caras de felicidad por fin sin ninguna mascarilla. Prolongándose aún más ese agradable estado y cosquilleo que proporcionan los inicios de concierto donde lo inesperado hace acto de presencia, no faltaron tampoco momentos de perfecta comunión entre el artista y sus seguidores, ocurriendo esto sobre todo en ‘Tango’ y ‘O Cometa’.

Con más momentos de esos en los que podemos comprobar la facilidad que tiene Rodrigo para lograr canciones embaucadoras de la nada, llegó la más que esperada ‘Tuyo’, tampoco olvidándose de recuperar una ‘Tardei’ con la que conectó de lleno con los matices de tropicalismo más clásico y mirada perdida de la velada. Gracias a todos estos ingredientes sentimos como el directo iba totalmente in crescendo, olvidándonos por completo como no tenía una banda detrás que pudiese recrear todos los minúsculos detalles que convierten su música en algo aún más especial. Al mismo tiempo, tampoco podemos pasar por alto esa gran cercanía que en todo momento nos ofreció, resaltando en todo momento lo importante que es estar conectados con los que tenemos a nuestro alrededor. Bajo una premisa similar, nos presentó el que sería el único bis del concierto, llegando ‘Pode Ser’, tema que compuso para la que en su opinión es la mejor banda del mundo como es el caso de Orquestra Imperial. Con una interpretación totalmente arrebatadora, pero manteniéndose en todo momento en esas cotas de intensidad bajo control, Rodrigo nos dejó con una extraña felicidad que duró hasta bien entrado el día siguiente.

Tratando de escribir casi siempre sobre las cosas que me gustan.

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