Pile siempre han sido una de esas formaciones que han buscado permanecer fieles a unos rotundos ideales sonoros, logrando permanecer en un interesante limbo delimitado por el post hardcore de menos florituras y las composiciones de corazón noise rock guiadas totalmente por su espíritu melódico. De este modo Rick Maguire ha sido capaz de facturar discos marcados en todo momento por la intensidad en todos los sentidos, no decepcionando nunca a la hora de ofrecernos canciones tarareables, pero al mismo tiempo de guitarras completamente ásperas. Sin embargo, parece que en su más reciente LP All Fiction todo esto ha cambiado ligeramente, ya que en un esfuerzo por reinventarse sin romper con su pasado, ha volcado nuevas influencias más desarrolladas con el art rock. La primera muestra de este giro la tuvimos nada más llegar a la sala Moby Dick y comprobar como delante de Rick y Alex nos encontrábamos ante dos teclados que iban a tener un gran protagonismo durante buena parte de la velada.
Atacando sin pensárselo ‘It Comes Closer’, el tema que también abre su mencionado nuevo LP, comprobamos como el desasosiego habitual que encaminan sus canciones va a estar bien canalizado en esta ocasión en un difuso juego de sintetizadores, logrando que los sonidos graves y dispersos llevasen la voz cantante desde el primer momento. Su idea de elaborar un plan donde fuesen capaces de alcanzar el estruendo sobrecogedor no solo con sus guitarras podría parecer algo descabellada en un primer momento, pero lo cierto es que a medida que fue avanzando la velada nos dimos cuenta de que sí era posible. Tirando de composiciones como ‘Loops’ o ‘Gardening Hours’ nos hicieron ver ese esmero que han puesto en revelar las estampas agónicas y desconcertantes a través de nuevos recursos como las atonalidades, las voces difusas o los patrones rítmicos que precisamente buscan no serlo.
Con una primera parte del concierto centrada completamente en la presentación de All Fiction, del que de hecho tocaron todas sus diez canciones, nos hicieron ver como también saben encajar con total naturalidad otras piezas de su trayectoria que no están tan lejos de esta recién estrenada concepción sonora. Así fue como nos presentaron una ‘I Don’t Want To Do This Anymore’ que poco tiene que ver con su versión de estudio, o esa ‘Yellow Room’ donde las guitarras más secantes en esta ocasión sonaron más compactas gracias al buen uso de la pedalera por parte de Rick. El cúmulo de sorpresas que nos ofrecía el directo resultaba como agua caída del cielo, desvelándonos a una banda tan inconformista a la hora de grabar un disco como a la hora de presentarlo. Continuando con el recital de nuevos temas, tampoco faltaron los ecos sombríos de una ‘Lowered Rainbow’ bien arropada por el aparataje atmosférico logrado por Alex.
Sin necesidad de intercambiar palabras con el público durante casi todo el concierto, asistíamos a la perfecta conjunción de no renunciar a algún que otro fevor punk como los de ‘Octopus’, a la par de encontrar pasajes de calma más que tensa como los de ‘Forgetting’. Estirando las canciones a través de solos instrumentales, momentos cíclicos de batería o simplemente dejar suspendidas en el aire las texturas sintéticas más inversímiles posibles, el directo adquiría velocidad de crucero, rematando de una tacada All Fiction gracias a encadenar de forma seguida ‘Poisons’, ‘Nude With A Suitcase’, ‘Link Arms’ y ‘Neon Gray’. Sin embargo, antes de esta última, llegó el turno de interactuar de forma educada con los presentes, agradeciéndoles su presencia en el primer concierto que ofrecían en Madrid. Gente de palabras justas y necesarias que deja que su profesionalidad hable por sí sola.
Una vez asistimos a los últimos coletazos de la presentación de un disco tan díscolo como inmersivo, llegó el turno de rescatar clásicos actualizados, asistiendo a un buen repaso de lo que ha sido la esencia del grupo hasta la fecha. De ahí que ‘Dogs’ sonase con una dosis extra de energía, ‘Milkshake’ se extendiese de una forma totalmente pasional y ‘Work’ cumpliese su función de ser el gran revulsivo en el apartado vocal más desgarrador. Viendo como el concierto aún podía dar mucho de sí, Pile no se cortaron en alcanzar la hora y veinte minutos del tirón, ahorrándose los bises en favor de que el directo no perdiese cohesión. Por ello nos reservaron para el final una ‘Uncle Jill’ con la que reflejar como también son fans del slowcore que camina con más fuerza, logrando que su disruptivo final encajase a la perfección con ‘Afraid of Home’ y ‘#1 Hit Single’, concatenándolas a lo banda de la vieja escuela que se permite quemar las naves también en sus movimientos corporales. Así redondearon lo rotundo de un concierto con el que preguntarnos como no son una de esas bandas que culto que están llenando salas de mayor envergadura.
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