Los conciertos de rumba tienen una magia inexplicable. Resuenan a tu infancia, a tus amigos, a las fiestas del barrio, a tus penas, a tu madre emocionándose y bailando terriblemente descompasada y feliz, e incluso a ese despertar lento de domingo, con los ojos que aún escuecen de la noche anterior, en el que pones la lavadora y dejas pasar las horas tranquilas. ¿Qué no son esos tus recuerdos? No importa, sus ritmos te los prestan. Es decir, los conciertos de rumba son los más accesibles para entrar en comunión con todo lo que te rodea. Dos canciones y ya formas parte de esa verbena.
En muchos sentidos, esto es lo que pasó el pasado sábado 28 en la sala Laut de Barcelona. Después de la actuación, con banda, de Krissia, Paco Moreno se subió al escenario con sus mezclas pregrabadas, una guitarra y un look de Mac DeMarco antes de que empezara a brutejar. Podría pensarse que iba a presentar su último LP Rumba Plus, pero la verdad es que acabó haciendo un mix de sus mejores temas durante tan solo treinta y cinco minutos. Eso de cantar poco para no aburrir.
En una sala que es poco más grande que el pasillo de la 3 de Apolo, eso sí, muy bien ambientada rollo industrial-aquí-ponemos-electrónica-a-la-última-no-lo-entenderías, logró concentrar a un público bastante variopinto. Desde un tipo que debía rozar los 40 gritando constantemente por encima de la multitud, hasta los pijos modernos de la ciudad, pasando por los que odian a los pijos modernos, los gen z Krissia supporters, y la gente que no lo decía, pero notabas: la rumbita catalana era su pasión. Vaya, lo que vendría a ser una auténtica fiesta de barrio.
Pero ninguna de estas identidades importó cuando la máquina de humo se disparó, las luces rojas lo redibujaran, y Paquito.delaspenas empezó a entonar Desabrazarme de ti. En la pantalla, unos visuales propios de la slow tv de un recorrido de tren por la buena Espanyita. Y con la entrada del sample de A mermelá, la gente, aun siendo Barcelona, se acercó al escenario y rompió la infranqueable primera fila. Se sentía como estar en los primeros conciertos de Esteban y Manuel, donde importaba más pasarlo bien, que demostrar que te sabías la letra. Cuando llegó Como la Yesi, todo el mundo bailaba. La cosa se siguió animando cuando empezó No Me Lo Tengas En Cuenta. ¿Se olvidó de la letra? Pues un poco sí, pero ya sabéis como se llama la canción y al fin y al cabo todo el mundo venía con ganas de pasarlo bien como para que nos pudiera importar.
Después de este desliz, se dio el único momento que se dirigió al público, soltó muy tranquilo “Se acabó la fiesta, ahora vamos a sufrir.” Y es que en el fondo, las canciones de Paco Moreno son para bailar las penas, la tranquilidad de un corazón desgarrado en la pista. En esta segunda mitad es cuando la gente ya se arrancó a cantarlas todas. Los deberes bien hechos para que cuando empezó el no me quieres de verdad de Así Es, todos lo sintiéramos mucho. La explosión llegó con Roneando en una foto con otro chaval. Era, efectivamente, la fiesta en la que te sientes mal, pero no puedes parar de moverte al ritmo de la música. La traca final fue el tandem Algo Bello, cantado por el público con más fuerza que los fans de la Champions cantando Dua Lipa, y cashconverters. Posiblemente esta última sea de todas, su canción más brillante, más genuina y que más veces se ha compartida en nuestras redes. Uno de esos imaginarios muy concretos que entiendes, y no, pero sí porque también es tu realidad.
Y se acabó. Pocas veces en Barcelona se había pedido un encore, porque ya cuesta que la gente se arranque, y no se había dado. Faltaron temitas como Eterno balanseo o Puta Ruina. Pero no pasa nada, no hay que tomarse las cosas demasiado en serio. Fue un concierto con todas las bondades de las fiestas mayores, del retrato de lo cotidiano que encuentras en las letras de gente como Estopa y de bailar de ese modo que solo bailan las señoras en las verbenas cuando no les importa quien las mira. La auténtica rumba de ahora te la trae ahora Paco Moreno, que no te engañen loco.
