La sala Bikini estaba llena de asistentes que venían a presenciar el concierto del tan espontáneo como impredecible Micah P. Hinson. El cantautor ya conocido como el Jhonny Cash de nuestra generación subió al escenario ayudado por un bastón mostrando las secuelas que el accidente que tuvo años atrás en Tarragona le dejó de por vida. Apareció acompañado por su mujer a la batería y un profesor de lingüística de la Universidad de Austin al bajo, todo un genio según Micah.
Hinson venía a presentarnos su trabajo debut 10 años después de su publicación y es que todos estábamos encantados de poder celebrar junto a él el décimo aniversario de Micah P. Hinson and The Gospel of Progress, álbum que le sacó de la miseria y de la dura vida que había llevado y demostró de lo que su talento era capaz.
Simpático como siempre, Micah hizo gala de su estrambótica personalidad. Dirigiéndose al público entre canción y canción y de espaldas al mismo mientras tocaba, poco a poco empezó a desgranar los temas de este gran disco que adquirieron mayor sentimiento e emotividad gracias a la desgarradora y a veces desconcertante voz del tejano. ‘Close Your Eyes’, ‘Beneath the Rose’, ‘Don’t You Pt 1 & 2’ y una magnífica interpretación de ‘The Possibilities’ fueron las que servidora resaltaría por encima de las demás. Muchos no entendieron la puesta en escena de Micah, y es que sus desafinadas notas en algunas ocasiones o su voz desgarrada al extremo no fueron del agrado de muchos, que en lugar de prestar atención y entender lo que su música quiere expresar se dedicó a hablar y a molestar a los que sí teníamos intención de adentrarnos en su oscuro y a la vez optimista mundo.
Comunicativo en todo momento, nos habló de como le ayudaron a fabricar una guitarra tras su accidente que se acomodara a su estado actual, de como le cambió la vida ir a Inglaterra grabar Micah P. Hinson and The Gospel of Progress, de lo saludable que es beber zumo de naranja cada día (botella en mano, claro) e incluso nos confesó que su mujer, sentada a su lado tras la batería, estaba embarazada. La mirada de ella no sé como definirla, no sé si le agradó que difundiera esta noticia o si por otro lado estaba simplemente avergonzada por llevarse unos buenos aplausos. Micah rápidamente respondió que quizás era momento de empezar a crecer, haciéndonos soltar más de una carcajada. Su banda, sin embargo, no hizo más que tocar de forma correcta; su mujer parecía estar allí obligada, sin sentir nada de lo que tocaba, y con la necesidad de mirar los movimientos de su marido en todo momento para no perderse. En ciertos temas se echaron de menos algunos de los arreglos o instrumentos que podemos encontrar en el álbum original.
Tras una horita el trío salió del escenario para descansar un rato y volver para ofrecernos temas de sus otros álbumes, así como una maravillosa versión de ‘Something In the Way’ de Nirvana que comentó hablaba de su triste tierra natal. El concierto fue bonito e intenso, pero quizás porque había mucha gente distraída, o porque su (pequeña) banda de acompañamiento no le ayudó a transmitir toda la fuerza que se puede absorber de sus temas no nos fuimos con la sensación de haber presenciado el mejor concierto de Hinson.


