Crónica

Los Blenders · Temerario Mario

Wurlitzer Ballroom

21/09/2022



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Los Blenders por fin cruzaron el Charco para ofrecernos su primera gira y abundante gira por nuestro país, comprobando en su debut madrileño como acumulan los suficientes seguidores por estos lares para llenar una de las salas más míticas de la capital como es la Wurli. Incansables en su faceta de convertirse en la mejor banda de surf rock en castellano, nos hicieron ver como son un grupo que en directo también cumple sobremanera, tirando para ello de un setlist con el que repasar todos los momentos de su carrera.

Antes de entrar en materia con el concierto de Los Blenders, Temerario Mario se encargó de caldear la noche con un puñado de canciones que demuestran su esencia de punk efervescente y letras donde la sátira de sí mismo está más que presente. Poco le hizo falta más allá de una guitarra, pedales y su inseparable amigo Juan Pedrayes a la batería para provocar que el público más joven provocase los primeros pogos nada más arrancar el concierto.

Con un vestido digno de la mismísima Ariadna de Los Punsetes, Mario nos hizo ver como su proyecto en solitario va mucho más allá del semblante nada serio que podría parecernos en un primer acercamiento, ya que fuera de toda la diversión encerrada en su música nos encontramos ante una auténtica explosión de momentos donde es preciso liberar cualquier tipo de angustia existencial con el rock más desatado por bandera.

Por todos estos motivos, Temerario Mario tiene muchos motivos para lograr algo importante a la hora de conectar historias juveniles cargadas de anécdotas relevantes y esa necesidad de entregarse de forma ferviente a todos los beneficios que tiene ejecutar las canciones desde la entrega total que siempre nos garantiza el punk de toda la vida.

Con un pequeño impasse para el cambio de escenario, Los Blenders salían a escena con una pose de auténticas estrellas rock. Gafas de sol, semblante de concentración y esa forma de intentar aparentar timidez cuando sus canciones realmente se dirigen por el camino totalmente opuesto. De esta forma dieron rienda suelta a algo más de una hora de canciones donde lo sencillo y lo contagioso de los riffs era capaces de guiar a la parte delantera del escenario a aquellos que incluso no tenían muchas referencias del grupo.

Acumulando a sus espaldas un arsenal de singles certeros y memorables, la prueba más clara de lo sólido de su cancionero llegó prácticamente nada más empezar el concierto cuando soltaron sin miramientos ‘Chavos Bien’ y ‘Amigos’, fundiendo de este modo las dos temáticas principales que suelen poblar sus canciones. Guitarras cargadas de su particular reverb y esos momentos de euforia donde no parecen importar las consecuencias al día siguiente.

Transcurriendo el concierto a la velocidad del rayo, tampoco faltó un repaso abundante a su más reciente LP Mazunte 2016, verificando como su cara también más relajada con temas como ‘Éramos Para Siempre’ o ‘Depresión Tropical’ resulta también un seguro de vida en directo que se complementa a la perfección con los momentos más sudorosos. Dichos momentos por supuesto alcanzaron su máximo esplendor con la recta final en la que llegaron las caóticas ‘Ha Sido’ y una ‘Solo’ donde Archi literalmente tocó con sus pies el techo de la sala.

Tratando de escribir casi siempre sobre las cosas que me gustan.

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