Crónica

Las Robertas

Wurlitzer Ballroom

14/02/2025



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El pasado viernes 14 de febrero, día de San Valentín, no podíamos faltar a nuestra cita con Las Robertas, ya que regresaban a Madrid en el marco del ciclo Mazo. La banda costarricense demostró su dominio sobre el escenario, ofreciendo una noche cargada de guitarras potentes, modulaciones sonoras y un uso magistral de efectos que definieron un sonido influenciado por el rock psicodélico y el shoegaze. Desde el primer tema, quedó patente su capacidad para crear atmósferas densas y envolventes, utilizando pedaleras y efectos de distorsión con gran precisión.

La noche comenzó con 'All We Need Is Now', un tema que sentó las bases del concierto con una estructura clara y un sonido bien definido. Las capas de guitarras, potenciadas por el uso de reverb y delay, se desplegaron con precisión, creando una atmósfera envolvente. La voz de Mercedes osciló entre registros suaves y potentes, modulada por efectos que añadieron un matiz onírico. La sala, llena de un público entregado, respondió de inmediato a la propuesta de la banda.

A medida que avanzaba el concierto, piezas como 'Season of No Reason' y 'Sonora' consolidaron el estilo característico del grupo. El manejo de las dinámicas fue clave para mantener el interés del público, con momentos de intensidad equilibrados por pasajes más introspectivos, de esos en los que resulta preciso dejar la mente en blanco. En 'Sonora', el uso de la pedalera de efectos destacó especialmente, con un fuzz agresivo que aportó mayor densidad sonora al tema.

'Sonora' en particular mostró la habilidad de la banda para transitar entre sonidos evocativos y explosiones controladas, demostrando una técnica pulida y un sentido del ritmo muy refinado. Las transiciones entre secciones suaves y explosivas estuvieron perfectamente orquestadas, gracias a un uso milimétrico de pedales de overdrive. Contrastes bien amortiguados que guiaron una velada donde a penas hubo pequeños respiros, más allá de transmitirnos como se encuentran próximas a grabar un nuevo disco.

'Chained Sadness' representó uno de los momentos más destacados de la noche, gracias a su combinación de melancolía y fuerza contenida. La banda logró transformar el tema en una experiencia casi hipnótica, con una ejecución impecable y una conexión evidente entre los integrantes. La guitarra solista, cargada de ecos y repeticiones precisas, aportó un toque sombrío que encajó perfectamente con la temática de la canción.

El repertorio avanzó con 'Windows' y 'Shifting Of Happiness', piezas que pusieron de manifiesto la madurez compositiva de Las Robertas. En 'Windows', el uso de la pedalera para crear texturas más etéreas permitió un juego de contrastes que fue especialmente bien recibido. La banda consiguió mantener una cohesión sonora sin perder frescura, mostrando su versatilidad en el manejo de diferentes ritmos y atmósferas.

En la segunda mitad del concierto, temas como 'Live and Let Live' y 'F.' reforzaron la energía de la noche. La interpretación de estos temas fue directa y efectiva, sin adornos innecesarios, pero con una solidez técnica que no pasó desapercibida. El uso de distorsión y vibrato en las guitarras añadió una capa de crudeza que contrastó de manera efectiva con la voz de Mercedes, siempre modulada de manera precisa según lo requería cada canción.

El cierre con 'Our Imperium' dejó una sensación de satisfacción entre el público, que respondió con una ovación sostenida. La banda concluyó el concierto de manera sobria, dejando claro su compromiso con transportarnos hacia la evasión. Los últimos acordes, amplificados por efectos de delay y reverb, crearon una atmósfera final casi cinematográfica que dejó a todos en la sala con una sensación de plenitud. Quedó claro que lo suyo es el ruido sanador, aquel que se infiltra en todos los rincones sin saber muy bien como, y que, a la postre, resulta de lo más reconfortante.

Tratando de escribir casi siempre sobre las cosas que me gustan.

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