La Femme aterrizaban en La Riviera con prácticamente todas las entradas agotadas y las ganas desbocadas de poder presentar en condiciones su más reciente trabajo Paradigmes, haciéndonos ver al mismo tiempo como juegan ya en una liga superior. Sin perder en ningún momento el espíritu DIY de sus orígenes, pero mostrándose cada vez más ambiciosos en lanzar su propuesta hacia territorios inexplorados hasta la fecha, la formación francesa ofreció uno de los mejores conciertos que podemos presenciar en la actualidad, todo ello sabiendo como conjugar tanto su cara más frenética como aquella otra en la que recurren a la elegante nostalgia propia de un psych pop que parece sacado de otra épica. Con una puesta en escena que ya de por si avasalla, localizando sus cuatro teclados en primer plano e intercambiándose las posiciones constantemente, el sexteto supo en todo momento como meterse al público en el bolsillo a base de sacar los matices más agitadores posibles a sus temas. Por lo tanto, la tarde de domingo rápidamente adquirió ambientes vertiginosos y esa sensación de euforia liberada tras mucho tiempo de no poder gozar de un directo en estas condiciones.
Tan solo bastaron los primeros acordes de ‘Nouvelle-Orléans’ para que la marea humana se apretujase aún más entre las primeras filas y así celebrar al máximo el cántico a la eterna juventud que siempre propugna la banda. Dejándonos impresionados a las primeras de cambio con como las líneas sintéticas se entrelazaban y las voces de Ysé Grospiron y Marlon Magnée ofrecían la dulzura perfecta a los temas, dio comienzo un auténtico despliegue de intensidad bien medida. Logrando que el concierto en todo momento mantuviese unas cotas de excitación bastante altas, tan solo bastaban algunas notas para festejar al máximo temas como ‘Cool Colorado’ o incluso una ‘Le sang de mon prochain’ que a pesar de mantenerse en todo momento a ralentí nos cautivó a base de explotar al máximo sus graves. Cada uno de los temas que iban desgranando siempre poseía un gancho perfecto con el que hacer saltar todo por los aires, independientemente de cuales fuesen sus revoluciones.

Evidenciando como las composiciones de su más reciente trabajo en directo son capaces de mostrar un espíritu más endiablado y alcanzar a las primeras de cambio el clímax perfecto, la banda logró equilibrar el setlist del concierto y repartirlo casi con igual protagonismo entre este más reciente disco y su LP debut. De este segundo precisamente rescataron una ‘Nous Etions Deux’ que se erigió como una de las tapadas de la noche, logrando que Marlon Magnée despegase definitivamente sus dotes de agitador de masas y así elevar el tema hasta el infinito en el preciso instante en el que quiso. Mención especial también mereció una ‘Foutre le bordel’ que a estas alturas también ha alcanzado ese estatus de canción con la que romper el directo en dos, apelando en esta ocasión a esa locura colectiva que dio inicio atravesadas las pocas canciones del directo. Con tres LPs en su haber, a estas alturas ya se pueden permitir el lujo de soltar alguna de sus hits clásicos en el primer tramo del concierto, algo que sucedió con una ‘Antitaxi’ donde pudimos comprobar como el sudor ya inundaba los rostros tanto de los miembros del grupo como de los asistentes.
Adentrándonos en la traca final, que se esperaba gloriosa y que al final resultó ser así, hubo espacio para que ‘Où va le monde’ crease ese efecto de intentar romper con la nostalgia, desatando unos pogos a priori inesperados pero que servían para comprobar como a estas alturas el éxtasis colectivo era más que palpable. Donde sí hubo más respiro fue en la interpretación de ‘Le Jardin’, la primera canción en castellano del grupo que confesaron haberla escrito prácticamente en una noche de fiesta coronada en el madrileño bar La Vía Láctea. Con visos de ir quemando los últimos cartuchos, por supuesto no faltaron una ‘Elle ne t'aime pas’ con la que caldear al máximo el ambiente a través de sus ritmos tintineantes y una ‘Sur la planche’ que desató ese lado tan cyberpunk del grupo. Sin embargo la fiesta no acabó aquí, ya que estrenaron otra canción en castellano con un incisivo estribillo que decía “sácatela”, apuntando de este modo a un nuevo himno tan extraño como perturbador marca de la casa. El cierre definitivo corrió con la interpretación de ‘Tatiana’, con la que sacar los cables de sus sitios y rematar el domingo más extenuante de todo lo que llevamos de año.

