Por fin ha llegado el momento de Julia Jacklin. La artista australiana llevaba dos trabajos facturando unas canciones de matices recogidos, aferrándose a un formato de canción pop donde depurar situaciones que invitaban hacia lo descorazonador a través del poder de las guitarras más quebradizas. Estas características tan especiales le proporcionaron un resultado inmejorable en el hermoso Crushing, el disco con el que dio un salto notable de popularidad fuerza de su Australia natal. Sin embargo, en su reciente Pre Pleasure apostó de lleno por alternar entre el semblante más alicaído y dejarse llevar por las emociones percibidas en su forma más liberadora. De ahí que la intensidad en el plano sentimental se haya visto correspondida en el plano instrumental para lograr unas canciones con las que aferrarse muy fuerte al poder que tienen ciertos recuerdos sobre nosotros. Todo esto se ha visto traducido sin lugar a dudas en un directo poderoso, donde domina a las mil maravillas las dinámicas relacionadas con abrirse paso entre las situaciones vitales más amargas.
Como perfecta previa al directo de Julia, tuvimos con nosotros en formato acústico a Erin Rae, artista originaria de Nashville que vino a desgranarnos un cancionero muy asociado a la tradición musical de su país. A pesar de ello, su música también tiene muchísimas connotaciones pop, haciendo gala de este modo de una ligereza melódica totalmente envidiable. Durante su reducido set fue capaz de dejarnos ante argumentos sólidos de cómo está llamada a ser una de las grandes voces de la canción americana durante los próximos años, todo ello encerrando también en su lírica historias de lo más atractivas en las que poner en valor la fortaleza personal. Desde la inicial ‘Modern Woman’, donde demostraba la virtud de las canciones sencillas pero poderosamente conmovedoras, hasta esa ‘California Belongs To You¡, donde sacaba a relucir su faceta más vulnerable, todo resultó un agradable viaje hacia estampas narradas con corazón y consciencia a partes iguales.
De forma puntual Julia Jacklin hizo acto de presencia en el escenario sujetando una copa de vino y sonriendo de la forma tan tímida que la caracteriza. Dejando a su banda de lado en la inicial ‘Don't Let the Kids Win’, inició un directo de emociones a flor de piel y capacidad para involucrarnos de lleno en la catarsis sanadora de su música. Evidenciando como su nuevo formato de directo se adecúa muy bien a todo lo encerrado en Pre Pleasure, comprobamos como sus músicos acompañantes eran capaces de navegar entre la crudeza guitarrera y todo lo que implica descender hacia ese delicado apartado más relacionado con tratar de escapar a momentos donde la realidad golpea fuerte. Así nos lo hicieron ver desde un primer momento con esa ejecución tan sólida de ‘Be Careful With Yourself’ para saltar posteriormente a la intimidad compartida de una ‘to Perth, before the border closes’ que refleja muy bien el cúmulo de reflexiones tan serenas como necesarias que esconde su cancionero.
Después de viajar al pasado de su discografía, se inicio un repaso del presente con ‘Love, Try Not to Let Go’, una canción que marca muy bien esta nueva etapa de la artista. Atesorando una gran calma en todo momento y ejemplificándolo a la perfección con esa pose en la que parecía que abrazada su corazón, era capaz de enmudecer al público en el desgarrador estribillo del tema. Tampoco se quedó atrás rescatando ese temple frente a las adversidades que reside en ‘Pool Party’ regalándonos de este modo uno de los primeros momentos más inspiradores de la velada. En esta línea de tratar de alcanzar un clímax cálido a pesar del contenido lírico bastante descorazonador, llegó también la celebrada ‘Moviegoer’, pudiendo comprender como los temas más introvertidos de su último disco también se han ganado un hueco más que importante en la memoria de sus fans.
Avanzando con decisión, hubo espacio para hacer que tanto ella como su banda se alternasen el protagonismo durante la velada. Así fue como la seriedad y profundidad de ‘Body’ dio paso a una ‘Lydia Wears a Cross’ donde comprobamos lo apoteósicos que podían sonar todos juntos. Más de esos momentos donde la dulzura se transformó en algo bien diferente llegaron a través de ‘Ignore Tenderness’, la canción que mejor demuestra como Julia es capaz de abrazar de lleno todo lo que implica mantener la mente fría también en los momentos que sugieren todo lo contrario. Sin ser conscientes del paso del tiempo, llegó otro de esos momentos para el recuerdo donde rescató ‘Eastwick’ a petición de una fan por Instagram. A partir de aquí llegó la traca final donde no se olvidó de la importancia que tiene ‘Head Alone’ en su cancionero, todo ello rematándolo de forma momentánea con su popular ‘Pressure to Party’.
Sin embargo, confesando el cansancio tras varios meses de gira, pero la alegría que suponía también poder llevarla a cabo, afirmó que quería cerrar el concierto de forma divertida con una ‘My Heart Will Go On’ donde Erin Rae agarró uno de los micrófonos. Así pudimos verificar una vez más como ante todo ella misma es la primera que sabe cuándo ponerle freno a todos aquellas situaciones de desencanto que esconden su propios temas. Este fue el broche de oro a uno de esos conciertos donde la empatía con la protagonista surgió tanto a través de su música, como de sus propios gestos y palabras, pudiendo salir de la sala con esa agradable sensación de como Julia nos proporciona siempre un lugar seguro al que acudir tanto en nuestro en nuestros días grises como en los más felices.
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