Crónica

Jane Weaver

Sala Clamores

28/09/2024



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El pasado sábado 28 de septiembre, la emblemática Sala Clamores de Madrid se convirtió en el escenario de uno de los conciertos más esperados de la temporada, con Jane Weaver al frente. La artista británica, en plena gira de presentación de su álbum 'Love In Constant Spectacle', deslumbró al público madrileño con un repertorio que combinaba lo mejor de su última producción con pinceladas de trabajos anteriores. Si algo quedó claro durante la noche es que Weaver sigue siendo una de las voces más innovadoras del panorama alternativo actual, entregando una actuación en la que su capacidad para fusionar géneros y crear atmósferas hipnóticas destacó de manera sobresaliente.

El concierto arrancó con 'Quantify', una elección perfecta para marcar el tono de la noche. Desde los primeros acordes, la banda de Weaver—conformada por guitarrista, bajista y baterista—se lanzó a crear una atmósfera densa pero envolvente, donde los sintetizadores dejaron paso a unas percusiones que marcaban un ritmo constante. El público, que llenaba la sala, quedó atrapado inmediatamente en el ritmo motorik que caracteriza gran parte del trabajo de Weaver, un ritmo repetitivo y mecanizado que, en sus manos, se convierte en algo profundamente orgánico. Weaver, con su característica serenidad sobre el escenario, dejó que su voz flotara sobre las capas de sonido, estableciendo una conexión inmediata con los asistentes.

Sin pausas innecesarias, la banda se lanzó a interpretar 'Perfect Storm', otro tema de su último disco. Las luces tenues acompañaban la progresión de la canción, y la mezcla entre las melodías envolventes y las guitarras, que fluctuaban entre lo etéreo y lo terrenal, creó un espacio casi místico en la sala. Weaver, con su voz en un equilibrio perfecto entre la dulzura y la fuerza, logró transportar a la audiencia a una especie de trance colectivo. Es en estos momentos cuando su música adquiere un carácter casi meditativo, invitando a los presentes a sumergirse en cada acorde.

El tercer tema de la noche fue 'The Revolution of Super Visions', que devolvió algo del ritmo más juguetón y pegadizo de trabajos anteriores. La canción, cargada de un pulso casi bailable, fue recibida con entusiasmo, y las primeras cabezas comenzaron a moverse al ritmo de la música. Aquí, la banda demostró su solidez, entregando un sonido compacto pero flexible, donde cada instrumento encontraba su espacio justo sin opacar la inconfundible voz de Weaver.

Con 'Emotional Components', Weaver dio un paso hacia lo más introspectivo de su repertorio reciente. El tema, aunque mantiene el estilo característico de la artista, se siente más personal, con una estructura que permite que su voz se desenvuelva en primer plano. La sala Clamores, conocida por su ambiente íntimo, se mostró como el lugar perfecto para disfrutar de estas piezas más delicadas, donde cada susurro y cada detalle instrumental podían apreciarse con nitidez.

No obstante, fue con 'Love in Constant Spectacle', la pieza homónima de su último álbum, donde el concierto alcanzó uno de sus momentos más altos. Este tema, con su combinación de sintetizadores envolventes adaptados al formato del directo y un riff de guitarra que parece flotar en el aire, se convirtió en una especie de himno para la noche. Weaver, siempre discreta pero efectiva en su forma de comunicarse con el público, aprovechó para agradecer la cálida recepción que ha tenido en España.

Uno de los puntos álgidos del concierto fue 'Heartlow', una pieza que comienza con un aire engañosamente sencillo, casi folk, pero que rápidamente se transforma en una composición más densa y atmosférica. La batería y las melodías sintetizadas fueron fundamentales aquí, construyendo capas y texturas que parecían rodear la voz de Weaver, quien, una vez más, demostró su habilidad para moverse con fluidez entre diferentes registros y estilos.

'Romantic Worlds' siguió poco después, sumergiendo a la audiencia en un ambiente casi onírico, donde las melodías suaves se entrelazaban con punteos de guitarra que evocaban una sensación de ensueño. El contraste entre la sencillez melódica y la riqueza instrumental de la banda fue un testimonio del talento de Weaver para equilibrar lo experimental con lo accesible, algo que ha sido una constante en su carrera.

Aunque el setlist estuvo dominado por los temas de su más reciente producción, Weaver no olvidó mirar atrás y ofreció 'Modern Kosmology', una de las joyas de su disco del mismo nombre. Esta canción, cargada de una energía casi cósmica, funcionó como un recordatorio de la capacidad de Weaver para crear paisajes sonoros vastos y expansivos. Los ritmos repetitivos, característicos de su estilo krautrock, se mezclaron con melodías etéreas que parecían flotar sobre la sala, creando un efecto envolvente que dejó al público absorto.

En la recta final del concierto, 'The Axis and the Seed' y 'Is Metal' pusieron de manifiesto la versatilidad de la banda. Mientras que la primera destacaba por su tono oscuro y misterioso, la segunda sorprendió por su energía contenida, casi amenazante, que desembocó en un estallido sonoro controlado por los poderosos riffs de guitarra y las percusiones metronómicas.

Ya en los momentos finales, Weaver presentó 'Univers', interpretada en una mezcla entre inglés y francés, algo que hizo por petición del público. La interpretación fue delicada y emotiva, y permitió que la noche tomara un giro más íntimo antes del cierre definitivo. 'Flock', una de las favoritas de su repertorio, sirvió como preludio al bis, elevando aún más el ambiente que ya era de total entrega por parte del público.

Finalmente, 'I Need a Connection' puso el broche de oro a la velada. Este tema, con sus influencias claras del synthpop de los años 80, fue la elección perfecta para cerrar el concierto con una nota vibrante y energética. El público, que para entonces ya estaba completamente entregado, acompañó a Weaver y su banda con aplausos y vítores que parecían no querer terminar.

El concierto de Jane Weaver en la Sala Clamores fue una muestra perfecta de su capacidad para conectar con el público a través de una propuesta sonora que desafía etiquetas. Su habilidad para combinar lo retro con lo contemporáneo, lo etéreo con lo terrenal, y lo experimental con lo accesible, hacen de sus directos una experiencia que va más allá de la mera interpretación musical. Aquellos que asistieron no solo presenciaron un concierto, sino que fueron testigos de un viaje sonoro que, sin duda, permanecerá en la memoria de todos los presentes.

Tratando de escribir casi siempre sobre las cosas que me gustan.