Crónica

Florist

Teatros del Canal - Sala Verde (FIAS)

23/03/2023



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Florist llegaban por primera vez de gira a nuestro país, teniendo en el FIAS una de sus paradas destacadas. Con prácticamente una década a sus espaldas de canciones de esas que te abrazan desde los primeros compases, y cuidando siempre al máximo el sentimiento atmosférico que envuelve al asunto melódico, Emily Sprague y su banda nos mostraban en la Sala Verde de los Teatros del Canal como sus directos tienen una correspondencia directa con su particular forma de entrelazar sonidos ambientales que buscan generar estados de ánimo precisos. Dándonos cuenta de cómo una cita así ocurre muy pocas veces en la vida, más siendo conscientes de los enormes costes que cada vez tiene salir de gira en un país foráneo, la presencia de los norteamericanos, en un recinto tan propicio para su música, se presentaba como una ocasión única de sumergirse de lleno en todas las particularidades de unas canciones que casi siempre caminan entre la pérdida y la esperanza.

El directo curiosamente dio inicio antes de que el telón se levantase, entremezclándose por la megafonía de presentación del espectáculo con los compases iniciales de ‘June 9th Nighttime’, el tema que abre su más reciente LP homónimo y que sirve como una introducción perfecta a esa propuesta por introducir sonoridades cotidianas bien camufladas en el apartado experimental de sus composiciones. Acto seguido enlazaban con una ‘Red Bird Pt. 2 (Morning)’ donde comenzábamos a comprobar sus habilidades en todo lo referido a conducir las canciones por un núcleo melódico bien definido alrededor del que revoloteaban todos los efectos producidos por la pedalera de Jonnie Baker. Como si se tratase de asistir a secuencias de la naturaleza que cambian lentamente, pero que con un simple parpadeo pierdes una gran información sobre la última variación producida, Florist saben como tratar sus canciones con una calma envidiable que enmascara la enorme actividad en materia de armonías que se está produciendo encima del escenario.

Logrando alargar sus canciones respecto a su versión de estudio, logrando extender esos apartados instrumentales donde las líneas de bajo emergen como un mantra hipnótico, fueron poco a poco presentándonos canciones que nos conducen hacia apartados de la memoria precisos. Así es como fueron llegando momentos donde la placidez de las escenas reconstruidas se entremezcla con una oscuridad que parece una alejarse, llegando como buen ejemplo una ‘Two Ways’ bien bañada por lo hogareño del sonido de la guitarra acústica de Emily. De una forma más solemne nos presentaron ‘Organ’s Drone’, encontrando en la unión de los recursos vocales de los miembros del grupo el perfecto manto para suavizar la composición, mientras que en la destacada ‘Sci-fi Silence’ apostaron por una mayor intensidad en el plano percusivo, abriéndonos de esta forma por primera vez en su directo las puertas hacia un apartado más evasivo.

Cerrando una primera etapa del directo, llegó el turno de ‘43’, una canción donde se dejaron llevar por una perfecta combinación de grabaciones de campo de fondo que se daban la mano sobre una balada folk ejecutada como un canto hacia el intentar saber que hay más allá de nuestros entornos reconocibles y nuestro día a día. A partir de aquí, Felix, Jonnie y Rick se despidieron por un momento, llegando el turno en solitario de Emily de recuperar ‘Moon Begins’ y ‘Shadow Bloom’ de Emily Alone, el disco que grabó en solitario y editó en 2019. Llamó curiosamente la atención como sin su banda el directo continúo sumergido en una dinámica continuista, donde los propios acordes se percibían como un perfecto bálsamo a todos aquellos momentos punzantes donde la soledad y la ausencia parecen desbaratarlo todo.

Regresando de nuevo todos los músicos al escenario, el directo prosiguió con ‘Thank You Light’, una de las canciones que sirve como un resumen perfecto de la buena conexión que tiene el grupo entre la canción americana más intimista y su capacidad para desplegar variaciones tonales totalmente absorbentes. Acercándonos sin darnos cuenta a la recta final del concierto, no sabíamos muy bien cuanto tiempo llevábamos embelesados ante tal despliegue de cadencias tan reparadoras, avisándonos antes de la interpretación de ‘Feathers’ que era la última canción de la noche.

Afortunadamente, quedaban dos bises con los que prolongar aún más todo lo que implica observar la realidad a velocidad de x0,5, no faltando ‘Glowing Brightly’ y ‘Vacation’ para reafirmarnos en la idea de cómo todo lo que hace Emily está repleto de matices detallados en cada una de sus partes. Este fue el punto final a un concierto de esos que siempre rememoraremos como una experiencia casi metafísica, con la que recordarnos como la espera y el amor siempre prevalecen por encima de nuestros pensamientos más desamparados.

Tratando de escribir casi siempre sobre las cosas que me gustan.

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