Joel Johnston regresaba a Madrid con su proyecto Far Caspian, demostrándonos como el recorrido experimentado en los últimos años lo situado como una de esas figuras del bedroom pop con gran capacidad de trascender y romper con la idea de intimismo que siempre baña al género. Sin ir más lejos, la puesta en escena en la sala El Sol ya impresionaba, ya que el irlandés contó con otros seis músicos en el escenario con los que poder imprimir dinámicas de lo más diversas a lo largo de toda su actuación.
Reforzando de este modo todas las líneas sonoras de sus temas, desde los compases iniciales nos hizo ver como los punteos incesantes de su guitarra en todo momento resultaban bien secundados por propicias atmósferas que casi siempre remitían a ese espacio donde el dream pop y los ritmos surfistas se daban la mano de la forma más natural posible. Comprendiendo como el legado de bandas como Beach Fossils o Real Estate ha calado hondo en su música, la estética que bañó durante toda la velada las canciones remitía directamente hacia ese espacio compositivo donde la dulzura y melancolía revoloteaban en todas las narrativas encerradas.
Arrancando de buenas a primeras con una ‘Pretend’ que rápidamente nos metió en el ambiente de emociones a flor de piel que imperó durante todo el concierto, la banda nos hizo ver en seguida como también eran muy capaces de introducir mayor músculo a sus guitarras, dominando a las mil maravillas aquello de provocar pequeños momentos de intensidad bajo control que sentaron estupendamente a los temas.
Comprobando como el repertorio forjado en estos últimos tres años resulta a estas altura muy sólido, no dudaron en soltar a las primeras de cambio algunas de sus composiciones más celebradas como una ‘Between Days’ que rápidamente desató los coros de las primeras filas o una ‘Questions’ que en directo adquirió dosis de vitalidad extra gracias a como se vio reforzada la línea melódica de los teclados.

Más momentos en los que fuimos plenamente conscientes de como a estas alturas el estilo forjado por la banda resulta de lo más reconocible llegaron con la interpretación de una ‘Let’s Go Outside’ que consiguió su propósito de poner nuestra cabeza en un lugar mejor, todo ello demostrando una especial sensibilidad para sumirlo todo casi en el susurro en el momento en el que interpretaron el estribillo.
Sin ser muy conscientes de como el concierto transcurría a toda velocidad y sin concesiones, hubo espacio para dedicatorias emotivas como la de ‘Brother’ a sus dos hermanos que integran el equipo que se encuentra de gira con Joel. Continuando con las diversas fases que atravesó el directo, hubo también espacio para dejar más de lado la aureola más ensoñadora y saltar hacia momentos de mayor aceleración, dando rienda suelta de este modo a estampas mucho más catárticas en las que liberar un torrente sonoro totalmente poderoso.
Así ocurrió con la introducción de una ‘Come Down and Waste With Me’ que resultó apoteósica, liberando posteriormente una interpretación con una velocidad extra respecto a su versión de estudio. Detalles que hacen que la tónica del concierto resultase más directa y punzante, y que a la postre, logre contrastar enormemente con lo que seguramente veníamos esperando de la actuación.
Del mismo modo, también contábamos con una recta final donde entregarnos de forma definitiva a alguno de los estribillos más eufóricos de su repertorio, viéndose esto cumplido gracias a una ‘Blue’ que alcanzó las cotas de agitación más altas entre el público. Tampoco pasó por alto los fieles más entregados el sinuoso riff presente en ‘House’, el tema con el que clausuraron el concierto a falta de una ‘Finding My Way Home’ con la que celebrar ese preciso momento en el que crees que la calma ha llegado al menos durante un tiempo a tu vida.

