El concierto de Capitão Fausto en la sala El Sol el pasado 21 de abril supuso su primera actuación en Madrid, dentro de la gira de presentación de ‘Subida Infinita’. La banda portuguesa ofreció un directo sólido y cuidadosamente equilibrado, en el que convivieron la emoción contenida y la celebración compartida, confirmando la coherencia de una propuesta que, sin estridencias, ha logrado afianzarse como una de las más personales del pop alternativo en portugués.
El cuarteto lisboeta se enfrentó a un público mayoritariamente luso, que no dejó de cantar ni un solo estribillo. Desde el primer tema, ‘Boa memória’, quedó patente la comunión emocional entre banda y asistentes. Cada canción era recibida con entusiasmo, creando un ambiente de implicación colectiva poco habitual en un debut fuera de casa. A ello se sumó el entusiasmo visible del grupo por presentarse por fin en Madrid, cuidando especialmente su comunicación en español, que dominaron con soltura durante todo el concierto.
Lo que ofrecieron sobre el escenario fue una radiografía precisa de su sonido: canciones de estribillos redondos, pulidas hasta el último detalle, en las que conviven con naturalidad el arrebato rítmico y la introspección melódica. Su pop elegante no se pierde en adornos superfluos, sino que apuesta por estructuras claras y armonías que van creciendo en intensidad. ‘Há sempre um fardo’ y ‘Faço as vontades’ ejemplificaron esa dualidad: instrumentaciones juguetonas que conviven con un trasfondo emocional más denso, todo ejecutado con una maestría que no se impone, sino que seduce.
El concierto mantuvo un pulso constante entre lo celebratorio y lo introspectivo. ‘Andar à solta’ fue una explosión de vitalidad, un himno inmediato que provocó un estallido de alegría entre los asistentes. Más adelante, ‘Certeza’ trajo el contrapunto necesario, en un momento de contención que permitió al oyente zambullirse en el lirismo de su universo.
La secuencia del repertorio evidenció una arquitectura bien pensada, sin altibajos ni momentos de relleno. ‘Muitas mais virão’, ‘Semana em semana’ y ‘Nada de mal’ mostraron a un grupo en pleno dominio de su sonido, que sabe cómo crear dinámicas dentro del propio directo. Cada transición tenía sentido, cada bloque servía de escalón hacia el siguiente clímax.
El más emocionante de todos llegó con ‘Santa Ana’. Una versión extendida, construida como una jam session progresiva que desembocó en uno de los momentos más impactantes del concierto: Domingos Coimbra, con la guitarra al hombro y rostro absorto en la interpretación, bajó a tocar entre el público, rompiendo los límites escénicos con un gesto de pura entrega musical. En medio de esta euforia compartida, alguien desde el escenario lanzó un clavel hacia la multitud, que lo recibió como un símbolo espontáneo de la intensidad del momento.
Tampoco faltaron momentos de complicidad que trascendieron lo estrictamente musical. En un gesto lleno de cercanía, Domingos anunció al público que era el cumpleaños de Tomás, lo que dio pie a que toda la sala entonara el ‘cumpleaños feliz’, provocando sonrisas sinceras entre los miembros del grupo.
La recta final fue una sucesión de estallidos colectivos: ‘Amor, a nossa vida’, ‘Na na nada’ y ‘Amanhã tou melhor’ fueron coreadas con devoción, convertidas ya en himnos compartidos por una audiencia que no se limitó a escuchar, sino que participó activamente de cada fragmento. El bis, reservado para ‘Nunca nada muda’, cerró la noche con una mezcla de nostalgia y afirmación. Una canción que, en vivo, resuena con fuerza como declaración de continuidad y evolución.
Capitão Fausto demostraron en Madrid por qué son una de las formaciones más relevantes de su generación. Con un repertorio coherente, emocionalmente expansivo y estilísticamente refinado, trazaron una ‘Subida Infinita’ que no conoce de fronteras. Su forma de entender el directo, sin artificios, pero con una intención clara de conexión, convirtió su paso por El Sol en una experiencia catártica. Madrid ya les pertenece. Y todo apunta a que este solo ha sido el primer capítulo de una historia que seguirá creciendo.
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