Resulta innegable como Angel Olsen ha ido creciendo disco a disco hasta convertirse en una de esas artistas que marca las diferencias, tanto en directo como en su versión de estudio. Buscando una perfección y atino en cada una de sus referencias, pero sin opacar nunca lo imaginativo de sus composiciones, la norteamericana ha construido una carrera totalmente sólida que a estas alturas se refleja en un directo arrollador. Esta fue la sensación que la mayoría de los asistentes seguramente tuvo desde que comenzó su concierto en La Riviera en una desapacible tarde de otoño, ya que fueron presentes de una artista que sabe como conectar con el público no solo en lo musical, sino también a través de un sentido del humor con el que dotar de un mayor sentido su propuesta.
Sin embargo, antes de que la de Asheville saliese al escenario, tuvimos a una telonera de altos vuelos como es Tomberlin. Defendiendo en esta ocasión sus canciones en acústico, tenía muchas novedades que presentarnos, ya que su reciente i don’t know who needs to hear this... ha servido para confirmar definitivamente como su cancionero se encuentra repleto de rincones tan inesperados como oscuros. Pues bien, su directo resultó un poco de esta forma, ya que ante los dramas encerrados en sus temas y que también salían de su boca entre canción y canción, siempre sabía atajarlo todo con una sonrisa en la boca o con alguna frase esperanzadora entre acordes.
Recopilando diferentes puntos de su carrera a través desde que vio la luz su LP debut At Weddings hasta su mencionada reciente continuación, Sara fue desgranando el tono confesional de sus canciones, dejándonos impresionados con esa intimidad compartida presente en ‘Any Other Way’. Sabiendo como acomodar su sonido de tintes melancólicos a todo lo que implica poder romperlo a través de una voz dulce y poderosa, llegaron momentos de mayor dinamismo como los presentes en ‘Wasted’. Adentrándonos en los instantes finales, no dudó en presentarnos toda una buena ristra de sus singles más recientes, emergiendo como un perfecto bálsamo canciones como la delicada ‘Sunstruck’, una ‘idkwntht’ con la que invitarnos a los coros, una ‘Stoned’ que desvestida de las guitarras eléctricas suena hasta aún más desgarradora o esa ‘Happy Accident’ que representa por completo un nuevo renacimiento para ella. Ojalá que vuelva pronto y como protagonista de la velada.
Quince minutos después de despedirse Tomberlin, Angel Olsen salió al escenario acompañada ni más ni menos que por seis músicos, cuerdas incluidas. Sin lugar a dudas esta formación nos hacía presagiar que los temas más apoteósicos de Big Time podrían tomar toda la fuerza que requería la ocasión. Algo que desde luego ocurrió, pero que también propició que el repaso al resto de su trayectoria tomase un nuevo brío con el que evidenciar como es una artista totalmente integradora que sabe reinterpretar a la perfección aquellos momentos que la han marcado. De esta forma contentó a todos por igual, reforzando al mismo tiempo esa idea de cómo las canciones se encuentran siempre en constante transformación.
El directo arrancó de una forma bastante sosegada gracias a ‘Dream Thing’, una canción que puede definir bastante bien como la herencia de la canción americana siempre ha convivido a las mil maravillas con todas las demás influencias encerradas en sus composiciones. Como si se tratase de una narrativa con sus respiros necesarios y giros apasionantes de la trama, Angel supo secuenciar el concierto de menos a manas, atacando rápidamente un ‘Big Time’ con el que sentar las bases del componente romántico que iba a tener buena parte del concierto. Con alguna que otra pregunta lanzada al público acerca de si habíamos estados enamorados alguna vez en la vida y sí lo estábamos ahora mismo, rápidamente comprendimos los tiempos más positivos que corren para las temáticas sentimentales que sobrevuelan las canciones de este nuevo trabajo. Entablando algún que otro diálogo con el público donde mostrar su sentido del humor, no dudo tampoco en reírse de sí misma hablando de un chico con el que salió una vez, incluso sorprendiéndose así misma de que aquello hubiese sido posible.
Avanzando en el apartado puramente musical, la interpretación de cada tema alcanzaba claramente el virtuosismo, buscando un sonido grandilocuente pero que no tapase al mismo tiempo el torrente vocal de la artista. Este hizo acto de presencia al máximo en momentos enormemente aplaudidos como los de la desatada ‘Shut Up Kiss Me’ o esa ‘All Mirrors’ que sonó realmente sobrecogedora con unas cuerdas dignas de una película de Micah Levi. Volviendo una y otra vez al objetivo de la noche que era presentar su más reciente trabajo, no faltaron algunas de las canciones más tapadas que resultaron ser piezas que aportaron un gran lustre al directo como fue el caso de ‘This Is How It Works’ o esa cándida e in crescendo ‘Go Home’.Sin ser muy conscientes del tiempo que llevábamos de directo, llegó lo que podíamos ir intuyendo un camino hacia el final con la vibrante recuperación de ‘Sister’.
Sintiendo como muchas cosas han cambiado desde la edición de My Woman, nos encontramos ante un nuevo descaro a la hora de desgranar el contenido del tema, todo ello para dar entrada a una ‘All The Good Times’ con la que toda la banda se empleó a fondo para alcanzar ese final que nos condujo directamente al cielo. Sin embargo, supo a la perfección como rebajar las dosis de euforia para despedirse momentáneamente con ‘Chance’, el tema que cerró su anterior trabajo All Mirrors y que se ha erigido como una de las canciones más completas de su carrera. Apelando a la catarata de sentimientos placenteros y rotos que nos deja cualquier tipo de amor, Angel nos brindó una de esas interpretaciones de mirada perdida y rostro de concentración. Atendiendo al público con un bis final, sorprendió a todo el mundo con la interpretación de una ‘Without You’ que quedó en algo anecdótica después de haber presentado de la forma tan impecable todo lo que esconde su a estas alturas infalible cancionero.
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