Crónica

Adam Green

Teatro Lara (SON Estrella Galicia)

12/05/2022



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SON Estrella Galicia nos volvía a acercar a Adam Green de gira por la península, recalando en el Teatro Lara en una de esas noches que a priori se presentaba de lo más ilusionante. Con la presentación de su más que reciente nuevo trabajo titulado That Fucking Feeling (cuya portada precisamente se reflejaba en una lona de tela al fondo del escenario) siendo uno de los múltiples alicientes que tenía la velada, el músico neoyorkino demostró una vez más los motivos por los que es uno de esos artistas que se hacen querer allá por donde pisen. Ya no solo es calidad del cancionero que ha ido amasando a lo largo de estos años, sino esa forma de conectar en todo momento con los asistentes, bien sea a través de anécdotas o de discursos donde realmente siempre acaba cayendo en recuerdos que suscitan en él emociones de lo más fuertes.

Antes de que Adam y su banda saliesen al escenario, tuvimos ante nosotros ni más ni menos que dos teloneros de lo más variopintos.  Por un lado Ryder The Eagle nos ofreció un pequeño aperitivo de música enlatada, conjunto a lo Elvis Presley, voz bien engrasada y carisma a raudales, sintiendo como su propuesta a medio camino entre el glam rock y la música de cowboys pudo encender a buena parte del público. Véase sin ir más lejos el momento propio de un auténtico equilibrista interpretando el tema aupado en dos respaldos de asientos vacíos. Tampoco defraudaron Turner Cody y su banda en los terrenos más propios de la canción americana polvorienta y repleta de todas aquellas historias de desafiantes que ya de por sí tu cabeza imagina cuando escuchas sus canciones. Incluso el propio Adam Green, no dudó en agradecerle profundamente durante su concierto que sea el telonero de su gira europea, confesando la profunda amistad que los une desde el momento en el que se conocieron en un open mic.

Entrando ya en todo lo que nos tenía preparado Adam y su banda, podemos afirmar que supo unir muy bien pasado y presente, armando un setlist con casi todos sus clásicos y al mismo tiempo no pasando por alto sus nuevísimas composiciones. Precisamente fue una de estas segundas con las que abrió la velada, estando ante una ‘Blackout’ que desprende ese tono de crooner que está de vuelta de todo pero que para nada suena apesadumbrado, sino más divertido que nunca. Llama la atención como a pesar de que los años pasan, el músico sigue manteniendo intacto su sentido del humor, incluso comprobando como se ha ido agudizando para poder reírse hasta de su propia sombra. Así nos lo hizo ver dentro de todas las caras posibles de su música, pasando desde la más comedida ‘Engine of Paradise’ hasta una ‘Drugs’ que sigue sonando con la embriaguez propia del primer día.

Continuando con todo lo que dio de sí el directo, no faltó el momento propio de alabar las virtudes que encierran los museos madrileños. Todos estos pequeños discursos donde reimaginaba los tópicos turistas más típicos de la ciudad, sirvió para dar paso a otros momentos más que destacados como los de ‘Emily’ o la recuperación de ‘NYC's Like a Graveyard’ de los Moldy Peaches, canción que formó parte del momento acústico del concierto en el que se quedó solo con la guitarra y nos regaló también el no tan devastador tema que da título a su más reciente disco. Siendo conscientes de como nos adentrábamos en la recta final, hizo todo lo posible con ‘Tropical Island’ para empezar a sembrar el terreno propicio para que los últimos compases pudiesen desatar una gran euforia colectiva.

Por supuesto no se quedó en el tintero una ‘Emily’ con la que siempre hacer que todo se edulcore aunque no haya muchos motivos para ello. Fue en este tema donde no dudó en bajarse con el público y chocar las palmas de una forma aún más enérgica de lo que lo había hecho durante el resto del concierto. Aunque parecía que este podía ser el broche de oro más perfecto posible, no dudó en ofrecernos un par de bises, rescatando una ‘We're Not Supposed to Be Lovers’ con la que revivir algún que otro desencuentro sentimental, pero compensándolo todo ello con una ‘Dance With Me’ con invasión de escenario incluida que nos dejó a nuestro protagonista fundiéndose en abrazos con sus fans. Así es como se produjo una exaltación de la amistad que el músico siempre acaba profesando en la mayoría de sus composiciones, pudiendo decir de esta forma que Adam siempre predica con el ejemplo.

Tratando de escribir casi siempre sobre las cosas que me gustan.

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