Vivimos en un mundo en el que las influencias y elementos sonoros de las modas musicales se reciclan hasta el desgaste. Después, surgen otras nuevas y el ciclo comienza de nuevo. Por suerte, siempre se puede recurrir a ese pop innovador y vanguardista, pero a la vez eterno, consistente y tan fácilmente disfrutable como lo que suena en las radios.
En los últimos años, el norte de Europa se ha convertido en una inagotable mina de pop de calidad: MØ, ALMA, Anna Of The North, Sigrid (ha ganado el BBC Music Sound of 2018), Tove Lo, Tove Styrke o Robyn son solo unos pocos ejemplos. No obstante, en Europa del Este están ocurriendo cosas igualmente interesantes que nos estamos perdiendo. Poca atención se ha dedicado a artistas y bandas, especialmente ligadas al pop y a la electrónica, que están aflorando en países como Ucrania. Allí, en Lviv, una ciudad en el extremo oeste del país, Xenia Nema está dando sus primeros pasos en el electropop como Palmo X.
Tras comenzar a familiarizarse con la música a una temprana edad y pasar por la banda de rock psicodélico Mystic Shores como vocalista screamer, Nema decidió publicar sus primeras demos con ADN claramente electrónico en 2016. Una vez tomada esta senda como solista, la publicación de temas a la vez atmosféricos y robustos como ‘Blue Key’ o ‘Another Light’ desembocaron en la publicación de su álbum debut A.T.C.W. (Among the City Wolves) hará poco más de un mes.
Palmo X es autodidacta y toda una DIY: ella misma escribe, graba y produce toda su música con los medios que tiene a su alcance y utilizando los conocimientos que va adquiriendo. Cita como sus principales influencias a David Lynch, Depeche Mode, Hurts, Lorn, Daft Punk, Rudimental, Joy Division, Boy George, Dead or Alive y David Bowie, entre otros. Claramente, los sonidos y ritmos synthwave de los 80 están muy presentes en este electropop de carácter oscuro (en el mejor de los sentidos).
A.T.C.W. evoca ambientes nocturnos y urbanos en lo sónico. Las letras, por otro lado, aportan un toque melancólico y fiero que refleja, metafóricamente, la supervivencia en entornos hostiles e inestables. El resultado toma la forma de un álbum que consigue ser satisfactoriamente diverso en su brevedad (media hora escasa repartida en nueve canciones): hay temas bailables con madera de single (‘Unchained’ y el formidable ‘Monday’), otros más reposados que basculan entre la dulzura y la tristeza (‘Dry Eyes & Tears’) e ideas muy ingeniosas (la intro de ‘Chocolate’). Hay también lugar para composiciones más atmosféricas y misteriosas (‘Animal Fight’ y ‘Forest Runner’) e incluso para momentos luminosos que suenan esperanzadores, como la final ‘Temryava’ (‘Anochecer’ en ucraniano).
No terminemos sin destacar ‘Among the City Wolves’, el tema que da título al disco y, quizás, el que mejor sintetiza y representa todo el conjunto. Se trata de una estructura lineal que se mantiene en ebullición durante sus tres minutos y medio. El crecimiento que presenta es sutil y elegante. Y mención especial, sobre todo, a ese saxofón alocado que aporta un toque original y distintivo a la canción. Una absoluta delicia para las pistas de baile que el mundo debe descubrir y disfrutar.
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