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La IA empieza a conquistar las canciones más escuchadas en Spotify



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Durante años sonaba a ciencia ficción, pero ya es una realidad: las canciones compuestas y cantadas por la IA están colándose en las playlists y listas de éxitos de Spotify, a menudo sin que el oyente no se dé cuenta de quién está detrás.

 De habitación improvisada a éxito global

Uno de los mejores ejemplos es Nick Arter, un treintañero de Washington D. C. que no logró vivir de la música por los canales tradicionales. Tras años de trabajos de oficina y maquetas de hip-hop, descubrió las herramientas generativas y empezó a lanzar temas creados con aplicaciones como Suno y Udio, a partir de letras que escribe en su móvil y de unas pocas indicaciones sobre estilo y emoción, al estilo que muchos casino online España hacen los análisis de los juegos que tienen disponibles en su catálogo. En apenas unos meses logró cientos de miles de reproducciones y ha publicado más de un centenar de canciones en Spotify con el nombre de Nick Hustles.

Pero esto no es una excepción. Una canción country generada con AI, Walk My Walk, interpretada por el avatar digital Breaking Rust, ha llegado al número uno en la lista Country Digital Song Sales de Billboard y ha superado los tres millones de reproducciones. Junto a ella aparecen proyectos como Xania Monet, cantante virtual de R&B con varios temas en las listas, o bandas sintéticas como Velvet Sundown, que superan el millón de escuchas antes de admitir que detrás solo hay código. El mensaje es evidente: si el algoritmo detecta clics y tiempo de escucha, da igual que la voz sea humana o sintética.

Un problema es que Spotify tampoco etiqueta qué temas se han generado con IA y cuáles no, aunque asegura que refuerza sus filtros contra el contenido automatizado. En el último año ha retirado decenas de millones de pistas consideradas “spam”, pero la plataforma sigue alojando un océano de canciones creadas por modelos generativos.

Cuando no sabes si la canción es humana

La confusión del oyente no es algo trivial. En estudios recientes, las personas solo pueden diferenciar música generada por IA de música compuesta por humanos algo más de la mitad de las veces. El resultado es un catálogo donde se mezclan hits, experimentos curiosos y temas producidos en cadena que funcionan casi como memes de audio: se escuchan una vez, encajan en un vídeo o un meme y se pierden entre las novedades de la semana.

Curiosamente, los profesionales coinciden en que la IA todavía no es buena compositora. Productos como Ahmed Kordofani señalan que abundan los temas planos, con estructuras confusas, sin un clímax claro ni un estribillo memorable. De ahí que estén surgiendo los “humanizadores”, que retocan voces sintéticas, corrige transiciones y añade pequeñas imperfecciones para que el resultado sea algo más emocionante para el público. Es una tendencia que ya se vio en el código de programación: era fácil pedirle a la IA el código de unas slots, por ejemplo; y que un humano solo tuviera que corregir los errores para hacerla funcionar.

Para los creadores, este ecosistema tiene una parte seductora: se acabó depender de sellos discográficos, estudios de grabación caros o contactos dentro de la industria. Cualquiera con un ordenador puede lanzar hoy decenas de canciones a la semana y confiar en que el algoritmo de Spotify las coloque frente a una audiencia global. Para los oyentes, en cambio, es un nuevo dilema: si tu canción favorita te acompaña, te motiva o te consuela… ¿es relevante si quien la canta sea una inteligencia artificial?

Redacción Mindies

Los miembros de la redacción de Mindies amamos la música por encima de todas las cosas.