Fermí Herrero debuta en solitario al margen de Tronco con un primer trabajo donde podemos comprobar sus buenas dotes para dar un nuevo impulso a la canción de autor mediterránea. Tendiendo puentes entre el tono acústico más confesional y una habilidad sorprendente a la hora de no dejar pasar por alto lo necesario que es poder encontrar abrigo en los relatos figurados, el músico nos desgrana en este Migente un cúmulo de vivencias con las que mirar al pasado más reciente para comprender mejor cual es el camino que le ha conducido hasta las situaciones que más le desconciertan en el presente. Sin escatimar en ningún momento en la introducción de detalles narrativos de lo más precisos y relacionados con no dejar escapar la magia de momentos únicos como los presentes en ‘Lágrimas de San Lorenzo’, podemos comprobar como ante todo sus letras intentan depurar al máximo las emociones universales que siempre acaban resultando incontrolables.
Sin poder pasar por alto lo bien que se le da encontrar la calma incluso en rincones donde el peso de la memoria hace que todo se tambalee, las canciones que nos muestra Fermí ante todo son el fruto del respirar hondo y se lo más honesto consigo mismo. Todo esto se hace patente de la mejor forma posible en canciones como ‘Tres Coses Sé’, una composición que bien podría ser una síntesis perfecta de ese poso de momentos agridulces donde la reflexión hace que a la postre se desprenda el carácter nostálgico con el que el paso del tiempo acaba tiñéndolo todo. Por todas estas virtudes, tan solo es posible afirmar que el artista catalán ha encontrado el espacio perfecto para soltar el lastre emocional que se acumula sin que apenas seamos conscientes de ello.
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