El músico lisboeta nos entrega su segundo trabajo en solitario, logrando de este modo una nueva joya de pop experimental donde tienen cabida multitud de inquietudes relacionadas con todos los proyectos de los que forma parte o ha formado. Merece la pena recordar como en estos últimos años Lourenço ha mostrado su versatilidad en proyectos como Iguanas, Kimo Ameba o 100 Leio, a la par de formar parte de la banda de Éme o Sallim. Pues bien, ahora llega la ocasión de dejarnos ante el sucesor de su debut Nove Canções, encontrándonos en este disco homónimo un recorrido envidiable por momentos que transitan entre los atisbos de bossa nova de ‘Escandaleira’, la entrega al rock noventero de ‘Fetra!’ o los experimentos más asociados a los sintetizadores analógicos de ‘Vampiro’.  Logrando al mismo tiempo que las canciones no se perciban como pequeñas islas gracias a una producción de matices cálidos donde ha colaborado B Fachada, estamos ante uno de esos trabajos donde los cambios de ritmo y el énfasis por buscar historias con las que alcanzar momentos de despreocupación son los protagonistas. Así es como la aventura planteada no puede resultar de lo más entretenida y entusiasmante.