Hugo Sierra afronta su primer LP tres años después de dejarnos más que fascinados con su EP debut Tiene Mucha Fuerza, donde nos encontramos con una combinación de pop sintético y la ambivalencia entre lo eufórico y lo enrabietado que grupos españoles de los 80 como Derribos Arias nos presentaron en su momento. Unas directrices que pusieron en alza una gran capacidad para mostrarnos una lírica de choque, donde alguna que otra arrancada emocional destacaba más que el resto para lograr, por ejemplo, un tema tan impecable como ‘La Chica del Cohete’. Podemos decir que en su segunda referencia, Sierra sigue imprimiendo un carácter similar a las canciones que nos encontramos en el EP, aportando las dosis terapéuticas precisas para desarrollar unas estampas que no aportan todo tipo de detalles pero que dibujan de una forma muy precisa momentos personales de confrontación, en la mayoría de los casos entre dos sujetos. Seguramente esta sea una de las grandes características del trabajo, dando rienda suelta a un énfasis narrativo que en muchos casos se relaciona de lleno con la perdición.
A lo largo del trabajo nos vamos a encontrar una perfecta integración de unos teclados que tienen que ver mucho con la new wave junto con unas guitarras que siempre invitan al nerviosismo pop. Es aquí donde también entra en juego la grata sensación rítmica post punk que tan bien nos encontramos en temas como su primer single ‘Me Destrozaré’, encontrando el punto de escapismo perfecto hacia esos momentos en los que The Cure se ponían totalmente dramáticos como ocurriese en Kiss Me Kiss Me Kiss Me. Sin embargo el tono que Sierra adopta en sus canciones resulta mucho más resolutivo, adquiriendo una seriedad en la narración que se muestra infranqueable tanto en los escasos momentos más dulces o personalmente más aliviadores como pueden ser ‘Amiga Extraña’ o ‘No Eres Increíble’, como en aquellas situaciones reflejadas en ‘Hacerlo Fuerte’ o ‘La Noche Criminal’, donde la espiral conduce hacia el abismo. La sensación de a acercar las canciones hacia momentos de lo más críticos es algo que poco a poco se va imponiendo en el disco, alcanzando momentos de lo más ilustrativos como ‘La Noche Criminal’ donde la desesperación se manifiesta de forma explícita en “Déjame explicarte que no nos queda tiempo en nuestra noche criminal”. Así es como Sierra muestra ese fiel reflejo de tremenda dificultad por escapar de uno mismo sin caer en un apartado agónico.
Más detalles interesantes que afloran en la escucha llegan en aquellas situaciones donde se rebajan tensiones perdiendo la aceleración que puedan adquirir los temas. De este modo los recuerdos más persistentes tiñen el presente de canciones como ‘Aléjate’ o ‘Lala’, rompiendo el hilo estilístico del trabajo para adentrarse en un lado mucho más reflexivo que narrativo. De este modo se crea un contraste entre todos los sentimientos enfrentados dentro de los momentos de mayor dinamismo y todas aquellas situaciones aceptadas en estas mencionadas canciones que sirven para rebajar alguna que otra tensión. Una combinación que no genera extrañeza ni mucho menos, ya que los elementos planteados siguen en una línea de lo más acechante, claramente representada en el lado más sintético que alcanza el disco en temas como ‘Perfectamente’. Una muestra del buen gusto por capturar momentos que perfectamente pueden contextualizar movimientos relacionados con la dark wave ochentera alejada del romanticismo. Y es que queda claro que en este debut de Sierra no hay lugar para enrevesar los temas, sino ir directo a las emociones rompedoras, el decir las cosas a la cara y asumir las consecuencias necesarias.


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