Rusos Blancos regresan con Museo del Romanticismo, un nuevo trabajo donde nos han sorprendido sobremanera con el enfoque que han dado a sus temas. Conjugando, como es habitual en ellos, el pop con elemento propiamente electrónicas o incluso de la rumba, Manu, Javi y compañía han centrado el disco en las relaciones exprés y todo aquello que va perdiendo el romanticismo por todas partes. Un fiel reflejo de momentos vitales en los que todos nos vemos inmersos y que contrastan con otros apartados personales de un gran trasfondo reflexivo. Y es que cómo bien nos explica Manu en esta entrevista, el disco no está centrado totalmente en el apartado sexual, consiguiendo un espectro de situaciones bastante identificativas. En definitiva, un trabajo que aúna a la perfección la sencillez musical característica con la que Rusos Blancos nos llevan enganchando todos estos años junto con los quebraderos de cabeza que provocan los instintos humanos. Os dejamos con esta interesante conversación.
Habéis titulado a vuestro nuevo disco Museo del Romanticismo cuando bastantes canciones del trabajo describís situaciones donde lo romántico no está presente. ¿Queríais contraponer el título del disco a su contenido o más bien viene de reflejar lo que subyace en el fondo de algunos de los temas?
Precisamente quisimos jugar con ese contraste que mencionas, un museo de romanticismo perverso. Podríamos haber llamado al disco Romanticismo Extremo o Romanticismo Bizarro, pero era desvelar el truco. Nos gustó más utilizar lo opuesto, incluso desde la portada, tan limpia, feliz y pura, cuando lo que te encuentras dentro es una galería de los horrores del romanticismo.
El disco está enfocado entorno a diversas situaciones que giran en torno a las relaciones exprés. ¿Cómo apareció la idea de enfocar el disco en esa dirección?
El disco anterior, Tiempo de Nísperos, se centraba especialmente en una relación mía pasada, en sus últimos momentos y en la ruptura. Cuando lo terminamos, no sabía muy bien sobre qué escribir. No quería seguir dándole vueltas a la temática del desamor y convertirme en el típico tío que tres años después de haber roto te sigue hablando de su ex cuando te lo encuentras en un bar.
Por aquella época, empecé a escuchar bastante a Pulp, grupo al que nunca había prestado demasiada atención, a raíz de lo mucho que comparaban Dudo que el amor nos salve con This is hardcore, y me interesaron mucho sus letras centradas en el sexo. Vi el documental que hicieron sobre ellos, y se me quedó grabado el momento en el que Jarvis comentaba que las canciones de temática sexual solían tener letras muy pobres, centradas en el "all night long...", cuando, seamos sinceros, eso de toda la noche sin parar es algo que rara vez ocurre. Y que a él le gustaba mucho escribir sobre lo que rodeaba al sexo, más que sobre el sexo en sí.
Me di cuenta de que eso era algo que tenía mucho que ver con lo que yo escribía en mis relatos, pero que nunca lo había llevado a las canciones, y me pareció un buen terreno para explorar y que, además, entroncaba muy bien con el que era mi momento vital de aquel entonces, de relaciones rápidas poco vinculadas a lo afectivo.
Del mismo modo, ¿veis Museo del Romanticismo como un disco temático?
Definitivamente. Aunque no lo hayamos conseguido llevar a rajatabla, porque la temática amorosa y no puramente sexual se cuela en algunas canciones, el disco sigue siendo un trabajo que se centra en relaciones impersonales, insatisfechas, adictivas, codependientes...
"No quería seguir dándole vueltas a la temática del desamor y convertirme en el típico tío que tres años después de haber roto te sigue hablando de su ex cuando te lo encuentras en un bar."
Aunque la línea del trabajo sea la comentada anteriormente, también hay canciones más relacionadas con reflexiones personales y estados como la soledad, algo que se muestra en ‘Ansiolíticos y Lubricante’ o ‘Más Difícil Todavía’. ¿Creéis que esta otra dimensión del trabajo juega un papel igual de importante que su cara más visible?
Precisamente esas canciones son de las que más veo en esa línea no amorosa del disco. ‘Ansiolíticos’ habla de alguien que tiene una dependencia sexual respecto a otra persona que no le provoca el más mínimo placer: necesita follar con alguien a quien en realidad aborrece únicamente para sentirse aliviado, para poder dormir aunque sea odiándose a sí mismo.
Y ‘Más Difícil’ habla de alguien que tiene tanto miedo a la soledad que es incapaz de pasar la noche solo, con el daño que eso supone para su relación de pareja.

La honestidad de las letras es algo que también llama la atención. No ocultáis nada, sino que conseguís unos temas con todo tipo de detalles y las situaciones que suscitan. ¿Para escribir un trabajo así tuvisteis que ser muy analíticos y sinceros con vosotros mismos?
Para mí el mostrarme tanto a la hora de escribir, o incluso de hablar, es algo muy natural. Tengo un punto de exhibicionismo emocional que no puedo evitar. De hecho, en ocasiones a quien más me preocupa que pueda incomodar es al resto del grupo, que alguna vez sí me dicen "hombre, pero no cuentes esto" o "no digas tal cosa". Pero, por lo general, todos entendemos que esta sinceridad extrema se ha convertido en una seña de identidad del grupo, un rasgo diferenciador. Hoy en día abundan las metáforas vacías y los discursos de superación anodinos e impersonales, con los que no veo cómo se puede conectar con nadie. Prefiero tener un discurso que provoque extrañamiento o repulsión en alguien, a ninguna sensación en absoluto.
"Por lo general, todos entendemos que esta sinceridad extrema se ha convertido en una seña de identidad del grupo, un rasgo diferenciador"
Parece que el pop nacional independiente siempre ha llevado asociadas en sus letras la imagen de inadaptación y fracaso en el amor de los protagonistas que encierran. ¿A qué creéis que es debido esto?
Bueno, nadie pierde el tiempo en intentar encontrar las razones de su felicidad. Nos limitamos a disfrutarla y punto, como es natural. Sin embargo, cuando estás jodido sí que intentas encontrar los motivos, lo que te lleva a escribir sobre ello.
Continuando un poco por este camino, vosotros en este trabajo, entremezcláis a veces este apartado en temas como ‘Damas de la Nobleza’ o ‘Define Serio’. ¿En algún momento se os planteó que el derrotismo se podía instalar en las letras?
Creo que forma parte un poco de mi personaje y sirve para poder avanzar en los relatos economizando contenidos. Me explico: el hecho de que la voz que te cuenta una canción ya tenga unas determinadas características te permite centrarte directamente en la historia que quieres contar sin dedicar tiempo a construir un contexto personal. Así, por ejemplo, en cuanto ves una película de Woody Allen y aparece el protagonista, ya sabes que es un tío depresivo, hipocondríaco, miedoso... Todo eso ya lo tienes desde el minuto uno y él se puede centrar en contarte la historia que sea.
Si nosotros cambiáramos de personajes radicalmente cada vez que vamos a escribir una canción ("venga, esta va de un tío que es un triunfador hiperpositivo al que le pasa tal cosa"), tendría que dedicar toda la primera estrofa a explicar eso, cosa que en los 3-4 minutos que dura una canción pop no te puedes permitir. O eso, o dejar que las canciones estén cantadas por nadie en especial, por voces impersonales totalmente intercambiables.
Seguramente el paso de los años también haya modificado el ambiente que desprenden los temas, ya que antes cuando rondabais asuntos relacionados con las relaciones personales siempre os mostrabais muy despreocupados. En cambio ahora todo adquiere un tono más serio. ¿Este aspecto es algo inconsciente o lo habéis decidido de forma deliberada?
No creo que sea algo que me haya planteado de forma deliberada, más allá del hecho de que cuando ya has enfocado algo de una perspectiva determinada, te planteas hacerlo de manera distinta. Imagino que esto que dices tienen mucho que ver con la edad. Las crisis sexuales y amorosas no se viven de la misma forma con 20 años que con 30
"Prefiero tener un discurso que provoque extrañamiento o repulsión en alguien, a ninguna sensación en absoluto. "
Tras la publicación de Crocanti, todos nos esperábamos una nueva etapa más electrónica de Rusos Blancos en este LP. ¿Por qué no decidisteis continuar este camino en el nuevo LP?
Desde el principio tuvimos claro que no sería así. Crocanti nos lo planteamos como un ejercicio de estilo, algo que llevábamos queriendo hacer desde hacía tiempo y que, por casualidad, nos encontramos con unas canciones que se prestaban muy bien a ello. De hecho, muchas de las canciones de este disco, son previas a las de Crocanti. Además, en aquella gira, aunque disfrutamos mucho, enseguida empezamos a echar de menos el tocar en formato tradicional.
Contáis con Javier Carrasco en el grupo, un artista muy ingenioso a la hora de lograr melodías pop en todas las direcciones. ¿Las ideas de BETACAM tienen gran peso en todo lo referente a lo instrumental?
Sin duda. Javi es el que marca las líneas maestras de por dónde vamos a ir en lo musical. Las canciones, el esqueleto básico, las solemos hacer juntos, él centrado en la música y la producción, yo en la letra y la melodía. Es como si fuéramos los dos directores, pero igual yo más centrado en contenidos y él en lo formal. Para cuando llego a casa, hay muchas veces en las que él manda una maqueta del tema que ya está casi para editar.

Atendiendo al apartado estilístico de los temas, seguramente sea vuestro disco más variado, encontrándonos sonidos que van desde el aura techno entendido a lo BETACAM, el rap o incluso guitarras más afiladas. ¿Sentís que os han quedado unas canciones mucho más abiertas en este apartado?
Pues aunque la paleta estilística nos haya quedado muy amplia esta vez, al mismo tiempo tengo la sensación de haber logrado un disco muy compacto, en cuanto a sonoridad también. En ese sentido el trabajo de Joaquín Pascual ha sido muy bueno. Desde el principio trabajamos mucho la preproducción del disco, y ha conseguido que suene muy unitario. Quizás con otro productor, cada canción nos hubiese quedado más de su padre y de su madre.
"Aunque la paleta estilística nos haya quedado muy amplia esta vez, al mismo tiempo tengo la sensación de haber logrado un disco muy compacto, en cuanto a sonoridad también. "
En todas nuestras entrevistas nos gusta que nos dejéis una pregunta para el siguiente grupo a entrevistar. ¿Cuál es la vuestra?
¿Por qué crees que está tan mal visto que un grupo diga públicamente de otro que no le gusta? Me refiero a que se suele ver como una 'rajada' contra alguien en lugar de como una simple valoración.
Del mismo modo tengo una para vosotros a cargo de Hans Laguna, dice así: ¿En qué consiste la ‘originalidad’ en la música y qué importancia tiene?
La 'originalidad', entendida como sinónimo de novedoso, no me interesa en absoluto. Mi idea de la música pop (casi como de cualquier arte o artesanía), es que es una construcción colectiva, una gran tradición en la que todos avanzamos gracias a pequeños pasos comunes. Muchas veces esos pasos poco o nada tienen que ver con la innovación, sino con aproximaciones personales que pueden ser no muy distintas de otras, pero que son honestas, genuinas, y que gracias a ello consiguen emocionar. Pienso, por poner un ejemplo de otra disciplina, en la cocina. Tú puedes juntar un montón de ingredientes disparatados y hacer un plato incomestible pero original, en el sentido de nuevo, o hacer un marmitako de una determinada manera en la que tú te ves reflejado. Original también, pero en otro sentido, que es el que a mí me interesa.

