Crocodiles son una de esas bandas que logran grandes discos sin llegar a ser en muchos casos el centro de atención de todos los focos. Si en sus dos primeros trabajos nos ofrecían temas cargados de elegante noise-pop con un claro recuerdo a My Bloody Valentine, su penúltimo trabajo Endless Flowers se adentró en terrenos más garage, consiguiendo temas memorables como ‘Sunday’ o ‘My Surfing Lucifer’. Con un sonido definido pero que ha ido evolucionando trabajo a trabajo, llega su nueva entrega Crimes of Passion, un trabajo quizás menos ruidoso que conserva ese lado atrevido y salvaje que el propio nombre de la banda encierra en sí. Incluyendo nuevos elementos en su música, este nuevo trabajo de Crocodiles los lanza al gran elenco de artistas que se encuentran en su misma onda de distorsión como The Babies o el lado más descafeinado de los Black Lips.

Iniciando el álbum encontramos ‘I like it in the dark’ donde nos podemos hacer una buena idea de cómo van a sonar las guitarras de Crocodiles a lo lago del trabajo. El tema introduce unos coros y teclados muy al estilo de Spiritualized, lo que le da un curioso toque espacial al tema. Continuando con el álbum observamos claramente como el ruidismo de su anterior trabajo se ha visto reducido notablemente en temas como ‘Marqus de Sade’. Sin embargo ahora las melodías cobran fuerza por sí solas, sin necesitar un gran torrente de guitarras de fondo.

Al llegar al tercer corte, nos encontramos una canción más oscura como es ‘Cockroach’, donde ese ritmo inquietante y el buen riff que aparece al principio y se prolonga por el tema nos llevan a poner la vista en sus primeros trabajos. El siguiente corte, ‘Heavy Metal Clouds’, continúa con la política de lograr melodías ascendentes y de calidad por sí mismas, consiguiendo que las guitarras ocupen un papel más secundario. Al continuar escuchando el álbum, cada vez nos metemos más en la propuesta de los californianos. Temas como ‘Teardrop Guitar’ logran la hipnosis gracias a esos punteos tan afilados e incesantes que no abandonan la canción en ningún momento.

Como en todo buen álbum también hay temas en los que se capta rápidamente la frescura e inmediatez de la propuesta. Este es el caso de ‘She Splits Me Up’ donde a partir de una melodía luminosa, la voz de Brandon Welchez suena cristalina provocando un tema de agradable escucha. Adentrándose en otros caminos diferentes, claramente influenciados por el rock de bandas estadounidenses como Mercury Rev, nos encontramos otro gran tema como es ‘Me and My Machine Gun’, donde el tema adquiere una parte misteriosa.

Llegando al final del álbum aparecen otros grandes temas más movidos y puramente más rockeros e hirientes como ‘Gimme Some Annihilation’. El disco se completa con temas como ‘Virgin’ que trata de ganar contundencia y penetrar en un ambiente de rock más sobrio. El disco se cierra de forma reposada con ‘Un Chant D'Amour’, un tema lento que podíamos tachar de experimental en la discografía de Crocodiles, aunque estos chicos nos tienen acostumbrados a la variedad en sus temas.